Las subvenciones para la pesca están acelerando el declive de la salud oceánica
Con demasiados buques tras demasiado pocos peces, es momento de un cambio
Nota: Este artículo se actualizó el 18 de diciembre de 2018 con el fin de aclarar el lenguaje relacionado con una estadística de las Naciones Unidas sobre el porcentaje de las pesquerías del mundo que están siendo objeto de sobrepesca.
Más de mil millones de personas en todo el mundo dependen de los productos pesqueros como fuente principal de proteína y alrededor de 100 millones de personas dependen directamente de la pesca para obtener ingresos. Sin embargo, según el informe sobre el “Estado de las pesquerías y la acuicultura mundiales de 2018” de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, en el 93 % de las pesquerías marinas de todo el mundo se alcanzan o se superan los niveles de captura sostenibles.
Las subvenciones a la pesca son uno de los factores clave detrás de esta disminución en las poblaciones de peces. Los Gobiernos pagan alrededor de $20.000 millones por año en subvenciones a la pesca dañinas para compensar ciertos costos, como combustible, equipamiento y construcción de buques. Dichas subvenciones están principalmente destinadas a los pescadores industriales. Si bien no todas las subvenciones tienen este carácter dañino, muchas estimulan la pesca más allá de los límites biológicos sostenibles, ya que, gracias a esa asistencia financiera, los buques a cubren mayores distancias, poseen una mayor capacidad de pesca y trabajan durante períodos más prolongados. En la actualidad, en parte impulsada por las subvenciones a la pesca, se calcula que la capacidad pesquera global —la capacidad total de las flotas de todo el mundo— es del 250 % de la capacidad máxima sostenible de captura.
La sobreexplotación pesquera resultante es una amenaza no solo para las poblaciones de peces, sino también para la salud de los océanos y, por extensión, para todas las personas que dependen de ellos. Las poblaciones de peces saludables son vitales para los ecosistemas marinos funcionales, así como para la seguridad alimentaria y la subsistencia de miles de millones de personas. Además, su presencia puede ayudar a los océanos a resistir mejor un rango de factores desencadenantes de estrés, entre ellos, el cambio climático.
En definitiva, hay demasiados buques en los océanos al acecho de un número excesivamente bajo de peces. Una manera de corregirlo es restringiendo la capacidad, por ejemplo, mejorando las subvenciones para reducir la presión sobre las poblaciones de peces. De esta forma, se garantizará un futuro más sostenible para las comunidades costeras de todo el mundo. Con el lanzamiento del proyecto de reducción de subvenciones a la pesca dañinas de The Pew Charitable Trusts, trabajamos con ese objetivo en mente para alentar a los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a adoptar un acuerdo vinculante que limite o elimine las subvenciones dañinas que originan la sobreexplotación pesquera.
Esto se alinea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en los océanos, SDG 14 (según sus siglas en inglés), que exhorta a prohibir las subvenciones que contribuyen a la sobreexplotación pesquera y a eliminar aquellas que contribuyen a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada antes del año 2020.
Ese plazo ha creado un período breve en el que puede ser posible concretar una reducción sustancial de las subvenciones a la pesca globales. En línea con el SDG 14, en diciembre de 2017 los estados miembros de la OMC emitieron una declaración ministerial mediante la cual expresan su intención de negociar y adoptar un acuerdo sobre las subvenciones a la pesca hacia fines de 2019. Si bien refrenar los efectos dañinos de la pesca subvencionada ha sido un tema pendiente en la agenda de la OMC durante casi dos décadas, ha llegado el momento de que los Gobiernos logren un acuerdo significativo.
Un resultado ambicioso de la OMC sería transformador. Sería vinculante para todos los miembros de la organización y, además, tendría el respaldo de su proceso de cumplimiento normativo y resolución de disputas (un mecanismo ubicado entre las leyes internacionales de mayor solidez).
El costo de la inacción es demasiado alto. El alcance, la magnitud y los efectos de las subvenciones a la pesca dañinas son tan significativos que eliminarlos implicaría un gran avance para restringir la sobreexplotación pesquera. Además, su erradicación ayudaría a garantizar que nuestros océanos puedan continuar proporcionando alimentos y dando trabajo en el futuro lejano.
Elizabeth Wilson dirige la política para la conservación internacional de The Pew Charitable Trusts.