Tierras fiscales, oportunidad para la conservación en la Patagonia Chilena
El borde costero, junto con las tierras fiscales en zonas extremas y de montaña, son los últimos grandes espacios naturales de propiedad del Estado.
Nota: Este artículo se actualizó el 6 de marzo de 2020 para aclarar el texto relacionado con la protección de tierras fiscales.
Los 4,270 kilómetros del norte al sur de Chile reflejan escenarios de gran riqueza ecológica: paisajes desérticos, glaciales, fiordos cubiertos de bosques subantárticos y altas cumbres en la cordillera.
La mayoría del territorio nacional (54.9%) es de propiedad fiscal—es decir, propiedad del Estado. Estos lugares se concentran en los extremos del país, especialmente en Patagonia. Allí, grandes extensiones de tierras públicas permanecen sin que su valor ambiental y patrimonial sea visibilizado o gestionado, enfrentándose a amenazas como la degradación y la enajenación.
Es destacable la labor que organizaciones socias como Puelo Patagonia y Aumen que han identificado objetos de conservación de alto valor dentro de bienes fiscales, tales como el huemul—una especie endémica amenazada—y bosques primarios (bosques antiguos e intactos), que juegan un rol clave en la biodiversidad y en la mitigación del cambio climático.
Queremos graficar esta oportunidad mostrándoles imágenes de predios fiscales de la Región de Aysén, Patagonia Chilena.