Es necesario conversar acerca de la sobrepesca
Al eliminar conjuntamente las subvenciones dañinas a la pesca, China y Europa pueden ayudar a afrontar el cambio climático y a proteger el sustento de las comunidades locales
Si bien China y la Unión Europea tienen muchas diferencias, por lo menos, tienen una cosa en común: ambos Gobiernos anunciaron recientemente su compromiso para abordar el cambio climático. China pretende alcanzar la neutralidad de carbono para 2060; y la UE, para 2050.
Estos, sin duda, son objetivos loables, pero falta mucho para que llegue el año 2050. Sin embargo, ambos Gobiernos pueden abordar una parte del problema mucho antes, en este mismo año: Pueden abogar por la prohibición de las subvenciones al combustible a favor de los buques pesqueros, en el marco del acuerdo de la OMC para eliminar las subvenciones dañinas a la pesca. Ngozi Okonjo-Iweala, la nueva directora general de la OMC, dijo que espera que los miembros de la OMC lleguen a un acuerdo para mediados del corriente año.
China y la UE representan el 36 % de la totalidad de las subvenciones dañinas a la pesca que los Gobiernos otorgan a sus flotas pesqueras, según una investigación publicada en Marine Policy en 2019. El grueso de estos pagos se otorga en forma de subvenciones al combustible, por un valor de $4.160 millones, lo que representa casi el 20 % de los $22.000 millones que todos los Gobiernos otorgan al año en concepto de subvenciones dañinas.
Por supuesto que China y la UE no son los únicos que conceden grandes subvenciones al combustible de sus flotas pesqueras: También lo hacen Japón, Corea del Sur, Tailandia y los EE. UU. Pero, al dar el paso relativamente pequeño de propugnar el acuerdo de la OMC para prohibir las subvenciones al combustible, China y la UE le demostrarían a la comunidad internacional que se toman en serio su promesa de alcanzar la neutralidad de carbono.
El problema de las subvenciones a la pesca
Las subvenciones orientadas a aumentar la capacidad, como las subvenciones al combustible, agravan la sobrepesca al reducir de manera artificial el costo de la pesca y apoyar, por consiguiente, la actividad insostenible y poco rentable. Con poblaciones de peces diezmadas en las aguas costeras de sus respectivos países, los pescadores tienen dificultades para pescar lo suficiente como para subsistir, lo que los obliga a explorar más allá de los límites de las aguas nacionales.
La UE y China son ejemplos perfectos de esto: la proporción de las poblaciones de peces que son sobreexplotadas en las aguas que rodean a la UE varían entre un 38 % y un 87 %, y las pesquerías de China son consideradas las más agotadas a nivel mundial. Gracias al apoyo de las subvenciones al combustible, las flotas pueden recorrer grandes distancias más allá de sus aguas nacionales con poblaciones mermadas y, en consecuencia, pescar en alta mar o en aguas internacionales.
Las subvenciones al combustible, que implican un apoyo directo para que las flotas pesqueras compren combustible (o bien un apoyo indirecto, a través de la eliminación de los impuestos al combustible), son ampliamente reconocidas como las más dañinas para el medioambiente y como el tipo de apoyo menos eficaz para los pescadores. El año pasado, más de 300 buques chinos pescaron en las aguas internacionales que rodean a las Islas Galápagos, un sitio de alta biodiversidad que alberga a muchas especies en peligro. Y España posicionó las denominadas “flotas de cerqueros con jareta”, que emplean grandes muros de redes y suelen ocasionar la captura incidental mortal de especies no objetivo, en la costa de África Occidental. Esto no habría sido rentable sin subvenciones, según un estudio publicado en Science Advances en 2018.
No todas las subvenciones relacionadas con la pesca son perjudiciales. Por ejemplo, algunas de estas ayudas sirven para mejorar la gestión de las pesquerías o para proteger ciertas partes del océano que se utilizan para la cría de peces. Este tipo de subvenciones beneficiosas deberían seguir existiendo e incluso ser reforzadas: en lugar de exacerbar la sobrepesca, los Gobiernos deberían asignar dinero del presupuesto público a iniciativas que ayuden a mejorar las economías de los pescadores y su sustento a largo plazo.
La sobrepesca no solo compromete la salud de los océanos y su capacidad para combatir el impacto del cambio climático, sino que, además, cuanto mayor sea la cantidad de buques en el agua por períodos más prolongados, mayores serán las emisiones de gases de efecto invernadero. Todos los años, las pesquerías generan más de 179 millones de toneladas métricas de emisiones de gases de efecto invernadero, según un artículo publicado en Nature Climate Change, en el que se analizaron cifras de 2011 (el año más reciente para el cual se dispone de datos).
La cooperación global es el camino
En reconocimiento del daño que representan las subvenciones dañinas para el clima y el océano, Gobiernos de todas partes del mundo, incluidos China y los Estados miembros de la UE, acordaron en 2015 reducir las subvenciones dañinas para fines de 2020 por medio de un acuerdo de la OMC, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (en concreto, el Objetivo 14.6). Aunque los miembros de la OMC no lograron cumplir la fecha límite, retomaron las negociaciones a principios de este año.
El informe “Making Peace With Nature” (Hacer las paces con la naturaleza), recientemente publicado en el marco del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, sintetiza las evaluaciones medioambientales realizadas últimamente a nivel global y expone que los líderes de los Gobiernos deben eliminar las subvenciones destructivas a la pesca, entre otras medidas, para poder alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 y lograr la neutralidad de carbono en el planeta para 2050.
Un acuerdo potencial de la OMC les brinda a la UE y a China la oportunidad de unir fuerzas y cumplir sus promesas. No sería coherente de su parte, por un lado, comprometerse a alcanzar la neutralidad de carbono y, por el otro, seguir destinando grandes sumas de dinero del presupuesto público a bajar el costo del combustible, fomentando así la sobrepesca y la generación de más emisiones de gases de efecto invernadero.
Afrontar el cambio climático e invertir en la recuperación del océano son dos medidas que van de la mano; para lograr transformaciones trascendentales, los Gobiernos deben tomar decisiones audaces. Este tipo de problemáticas medioambientales no se limitan a las fronteras geográficas: es solo mediante la cooperación global que los países podrán progresar a una escala congruente con los desafíos que enfrentan.
Concertar un acuerdo de la OMC que prohíba las subvenciones al combustible y otros pagos favorables a la sobrepesca es un paso tangible que ayudaría a China y a la UE a avanzar en su compromiso para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, promovería la salud de los océanos y el sustento de las comunidades costeras en sus zonas litorales y en todo el planeta.
Este artículo se publicó originalmente en la revista International Politics and Society el 14 de abril de 2021. Isabel Jarrett administra el proyecto para reducir las subvenciones dañinas a la pesca de The Pew Charitable Trusts.