Estimating the Use of Drifting Fish Aggregating Devices (FADs) Around the Globe
Hasta la fecha no hay estimaciones públicamente disponibles sobre el número de dispositivos de concentración de peces (DCP) de deriva desplegados por las pesquerías atuneras industriales. A pesar de las consecuencias ecológicas del uso no gestionado de DCP, no hay en vigor sistemas transparentes para regular el despliegue y el rastreo de estas artes, que capturan casi la mitad de todos los atunes capturados en el mundo.
Pew Environment Group asumió la tarea de desarrollar una estimación somera de cuántos DCP de deriva están en uso actualmente, pero siempre a sabiendas de que sería un ejercicio complicado y que los resultados serían tanto imperfectos como preliminares. Reuniendo y cotejando la información recopilada a partir de tres metodologías distintas pudimos concluir que el número de DCP de deriva colocados en los océanos cada año oscila entre 47.000–105.000. Si bien gran parte de la información necesaria para desarrollar una estimación más precisa existe, en la actualidad dicha información se considera propiedad de la industria pesquera y es por ello confidencial. Como resultado, algunos de los datos utilizados para estimar la magnitud de uso de DCP se obtuvieron a través de conversaciones informales con los consultores de la industria.
Aunque estas estimaciones son imperfectas, lo que está claro es que incluso la cifra más baja de 47.000 DCP al año deja perfectamente patente que resulta fundamental contar con mayores niveles de transparencia y de regulación de este arte de pesca. Esta conclusión resulta todavía más acuciante cuando se tiene en cuenta que esta estimación no incluye los DCP de deriva que ya se encuentran en los océanos, dado que algunos de ellos pueden persistir durante varios años.
El uso de DCP tiene efectos sobre los ecosistemas y sobre las especies asociadas y dependientes; contribuye al aumento de los desechos marinos y ya ha contribuido a poner dos poblaciones de patudo en la categoría de “objeto de sobrepesca”.
Nuestro objetivo a la hora de realizar este análisis era lanzar un debate con todas las partes interesadas sobre la magnitud de uso de DCP de deriva y la necesidad de hacer un mejor seguimiento de este arte de pesca. Si contamos con más y mejor información, mejorarán tanto el nivel de comprensión que tenemos del verdadero alcance del esfuerzo pesquero como las evaluaciones científicas y del estado de las poblaciones, con lo que, en última instancia, los responsables de la toma de decisiones políticas podrán adoptar medidas de gestión más sostenibles. Este mejor grado de comprensión también ayudará tomar medidas más drásticas contra la pesca ilegal y demás prácticas ilícitas relacionadas.
El argumento de fondo es que, independientemente de si cada año se despliegan 47.000, 105.000 o incluso más DCP, estos dispositivos ya no pueden ser conscientemente ignorados por más tiempo. El uso de DCP tiene efectos sobre los ecosistemas y sobre las especies asociadas y dependientes; contribuye al aumento de los desechos marinos y ya ha contribuido a poner dos poblaciones de patudo en la categoría de “objeto de sobrepesca”.
Pew Environment Group ha llevado a cabo esta primera estimación, pero ahora depende de la industria, las OROP y otras partes interesadas el proporcionar una visión completa del despliegue de DCP asumiendo su responsabilidad y compartiendo la información de que disponen. Si la industria atunera, que mueve anualmente varios miles de millones de dólares, se toma realmente en serio la gestión sostenible de las pesquerías a largo plazo, tiene que trabajar con los sectores interesados para regular y gestionar los DCP.