Los pingüinos, aves carismáticas y extravagantes, han sido la inspiración de películas, libros, historietas y equipos deportivos. Sin embargo, a pesar de su popularidad mundial, muchas poblaciones de pingüinos están en problemas y los seres humanos tienen gran parte de la culpa.
En el hemisferio sur, existen 18 especies de pingüinos que varían en tamaño y apariencia; todos tienen rasgos en común. Desde el pingüino emperador de la Antártida de 1.20 metros de alto y 34 kilogramos, al pequeño pingüino azul de Australia y Nueva Zelanda de 40 centímetros de alto y casi un kilo de peso, todos cuentan con características que los diferencian del resto de las aves: aunque no pueden volar, son nadadores expertos. Algunos pueden sumergirse a más de 500 metros (1640 pies) de profundidad y permanecer sumergidos durante 20 minutos. Son conocidos por su caminar tambaleante en tierra, pero algunos escalan empinadas laderas con frecuencia o migran cientos de kilómetros al año, pudiendo además caminar o se deslizarse en los toboganes naturales de los paisajes congelados. Pueden vivir muy bien tanto en tierra como en el mar. Su distintivo color blanco y negro les permite camuflarse para protegerse de los predadores, ya que pueden mimetizar el lomo y la panza con el color del mar o del cielo.
A lo largo de millones de años, los pingüinos se han adaptado a condiciones difíciles y a ecosistemas diversos. Pero, en la actualidad, todas las poblaciones de pingüinos, desde los de la fría Antártida hasta los de las cálidas Islas Galápagos, están sufriendo los efectos de las actividades humanas, entre las que se incluyen: la contaminación, el mal manejo de las pesquerías y
la degradación de sus hábitats. Sin embargo, la principal amenaza para todos los pingüinos es el cambio climático. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la mayoría de las poblaciones de pingüinos se están reduciendo. El estado en el que se encuentran es un presagio de preocupaciones medioambientales aún mayores: estas aves son centinelas del estado del mar en su totalidad. Los cambios en sus poblaciones pueden indicar la existencia de problemas para otras especies que dependen de esas aguas para sobrevivir.
Es hora de proteger a estas aves icónicas y al océano, de tanta importancia para todos nosotros.