Las conclusiones de la reunión celebrada el pasado mes de diciembre por el Consejo de Agricultura y Pesca de la Unión Europea deberían haber sido históricas, con el establecimiento de límites de captura que pusiesen fin a la sobrepesca en 2020, en cumplimiento de los objetivos de la reforma de 2013 de la política pesquera común de la UE. Sin embargo, como ha venido sucediendo en las últimas décadas con la política pesquera comunitaria, los ministros no han podido cumplir sus promesas.
Los límites establecidos por los ministros indican que el progreso hacia el fin de la sobrepesca se ha estancado, o incluso revertido. Se trata de un resultado decepcionante para el año en que se suponía que la sobrepesca iba a ser un tema del pasado.
Pese a la existencia de plazos legales y otras normativas de obligado cumplimiento —muchas de las cuales fueron debatidas por los líderes de la UE en la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático celebrada recientemente en Madrid—, la UE será responsable de la sobreexplotación de varias poblaciones de peces en 2020, y solo asumirá la vaga promesa de pescar de una manera más sostenible en el futuro. Algunas poblaciones de peces, como la del bacalao del mar Céltico, sufrirán una presión de pesca aún mayor que la aconsejada por los científicos, pese a que se estima que sus poblaciones de peces ya se encuentran en niveles excepcionalmente bajos.
Lo que sucederá a partir de ahora no está claro. Sin embargo, la incapacidad para cumplir estos plazos pone en riesgo la confianza de la opinión pública en la UE a la hora de cumplir sus propios objetivos, lo que provocará cruces de acusaciones entre las propias instituciones europeas y empeorará las previsiones de unas poblaciones ya vulnerables de peces y de la productividad de la industria pesquera europea.
La UE ha nombrado un nuevo comisario de Medioambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevičius, cuya misión es situar a la industria pesquera en el corazón del nuevo Pacto Verde Europeo y liderar la gobernanza internacional de los océanos. Un logro que exige cumplir las recomendaciones científicas sobre la gestión pesquera y asumir los compromisos internacionales y jurídicos de la UE.
Pese al incumplimiento de los plazos para acabar con la sobrepesca, 2020 sigue siendo un año importante tanto para el comisario como para satisfacer los otros compromisos que los líderes europeos han asumido a escala global. Ahora, los ministros han provocado que cumplir con estos compromisos sea más difícil para la UE, reforzando la gobernanza a corto plazo que tanto daño ha hecho a las políticas pesqueras durante años.
Aunque el comisario y otros líderes de la UE se fijen más en problemas que son más complejos y espinosos que la sobrepesca (fundamentalmente, la crisis climática y de biodiversidad), los responsables políticos en materia pesquera deben centrarse urgentemente en integrar esta cuestión en todas sus decisiones. Y eso plantea una pregunta: ¿Seguirán los ministros de pesca bloqueando el establecimiento de políticas sostenibles, incluso ahora que la nueva Comisión empieza la década decidida a abordar los problemas de los océanos? La respuesta dependerá en parte de la capacidad de las instituciones europeas de trabajar conjuntamente y de demostrar un liderazgo global, empezando por las políticas en materia de pesca.
Andrew Clayton encabeza las iniciativas de The Pew Charitable Trusts para acabar con la sobrepesca en el noroeste de Europa.