El 24 de diciembre de 2017, la Asamblea General de las Naciones Unidas dio un salto trascendental para garantizar un océano saludable mediante la apertura de las negociaciones en busca de un nuevo tratado internacional tendiente a proteger la biodiversidad del alta mar. Estas áreas ubicadas más allá de las aguas nacionales —generalmente conocidas como “espacios comunes” porque nos pertenecen a todos— son administrados por una combinación de organizaciones sectoriales que regulan la pesca, el transporte marítimo o la minería, pero que carecen de jurisdicción para elaborar e implementar una protección marina integral.
La adopción del tratado marcaría la culminación de más de una década de debates en la ONU y, en finalmente crearía mecanismos para permitir la designación de áreas marinas protegidas, incluyendo algunas áreas totalmente preservadas, en el océano abierto.
Para celebrar el Día Mundial de los Océanos, a continuación, se enumeran cinco datos que demuestran por qué el alta mar es tan especial y por qué es tan importante protegerla.
Suele decirse que conocemos más sobre nuestro sistema solar que sobre las profundidades del océano. Con una profundidad promedio de más de 4 kilómetros (2,5 millas) y una profundidad máxima superior a los 10 kilómetros (6,2 millas), el alta mar es un área difícil de explorar, y pueden pasar décadas, o incluso mucho más tiempo, antes de que los científicos conozcan con exactitud cuántas formas de vida se alojan en esta región del océano. Algunos científicos estiman que podrían existir millones de especies no descubiertas más allá de las jurisdicciones nacionales.
El alta mar conforma dos tercios de los océanos del mundo, y los científicos calculan que estas aguas representan aproximadamente el 95 % del hábitat ocupado de la Tierra. Además, el alta mar alberga una biodiversidad extraordinaria, con organismos que abarcan desde el plancton y las bacterias más diminutos hasta ballenas, tiburones, atún y muchas otras especies que, en su totalidad, necesitan aguas saludables para poder sobrevivir.
Respire profundamente. Ahora, tome aire nuevamente. Puede agradecerle al océano una de estas inhalaciones. O más específicamente, a unos organismos microscópicos denominados fitoplancton que, a través de la fotosíntesis, producen la mitad del oxígeno que respiramos los seres humanos. Gran parte del dióxido de carbono necesario para ese proceso proviene de otras formas de vida marina, pero una porción considerable proviene de la atmósfera. Al absorber y almacenar el exceso de CO2, el alta mar contribuye a reducir el impacto del cambio climático en la tierra. Mucha gente sabe que los árboles producen oxígeno; ya es hora de generar un reconocimiento más amplio sobre la importancia que tiene el océano para sustentar la vida del planeta.
En el alta mar ocurren muchas cosas, especialmente a medida que los seres humanos siguen desarrollando tecnologías para promover actividades de explotación, viajes y comercio. En la actualidad, el 90 % del comercio mundial se desarrolla a través del transporte internacional en el alta mar, el cual involucra enormes buques que surcan el océano. Las colisiones entre los buques y los mamíferos marinos, en especial las ballenas, son bastante frecuentes y representan una amenaza para los animales de todo el mundo. Asimismo, los posibles efectos del ruido de los océanos sobre la comunicación de esos mamíferos siguen siendo objeto de estudio.
La protección del alta mar es una gran tarea, pero al avanzar con un tratado, los países del mundo han demostrado el compromiso necesario para salvaguardar el océano. Cuando los delegados de las Naciones Unidas se reúnan en Nueva York el próximo mes de setiembre para iniciar la primera ronda de negociaciones, es esencial que consideren el valor que el alta mar representa para toda la vida en la Tierra, tanto para los organismos más pequeños y desconocidos, como para todos nosotros, que dependemos del océano para nuestra alimentación, nuestros trabajos y el aire que respiramos.
Liz Karan dirige el trabajo de Pew para la protección de la vida oceánica en alta mar.