Los límites de pesca del próximo año para poblaciones de solla (Pleuronectes sp.) en el mar Báltico se han establecido por encima de las recomendaciones científicas, aunque la pesca se ha realizado de forma sostenible los últimos años.
© Ann Dahlberg/Wild Wonders of Europe
El día 9 de octubre, los ministros de Pesca de la Unión Europea, que son miembros del Consejo Europeo, se reunieron en Luxemburgo para decidir sobre los límites de pesca para 10 poblaciones de peces del mar Báltico en 2018. El proceso de deliberación duró aproximadamente 20 horas y, cuando finalizó a las 6 h 30 el 10 de octubre, algunos de los resultados fueron decepcionantes. El análisis de The Pew Charitable Trusts muestra que los ministros establecieron límites para el bacalao y la solla superiores a las recomendaciones científicas, por lo que provocarán una sobreexplotación pesquera en ambas poblaciones el próximo año.
Para la solla, un tipo de pez plano, es un paso atrás, ya que la población se ha capturado de forma sostenible en estos dos últimos años. Estos son el tipo de decisiones con poca perspectiva de futuro que las políticas de pesca de la Unión Europea han sufrido en el pasado, antes de la reforma de la PPC. Los ministros han acordado volver a verse en diciembre en una reunión importante para acordar los límites de las poblaciones europeas restantes para 2018 (más de 100) e instamos a los ministros a que usen esa reunión para establecer límites de pesca a nivel de las recomendaciones de los científicos o inferiores a los que estos últimos proponen.
Carácter desapercibido e irresponsable
Antes de dicha reunión, merece la pena examinar cómo se toman de decisiones. Las negociaciones maratonianas como la de Luxemburgo no son excepcionales y la reunión de diciembre será, probablemente, otra prueba de resistencia de los ministros. De hecho, el Consejo parece estar entusiasmado con el panorama que generan estas ocasiones para añadir misticismo.
Éste es un problema concreto porque las decisiones del Consejo se toman a puerta cerrada, y la ciudadanía, en cuyo nombre se toman las decisiones, no participa en el proceso.
¿Por qué una reunión tan larga?
La aprobación de leyes internacionales colaborativas puede resultar un proceso largo y complejo. Si los ministros de Pesca se comprometieran a proporcionar políticas basadas en la ciencia y dispusieran de todos los datos que necesitan antes de la reunión, el proceso sería más transparente. La recomendación científica para las poblaciones de peces del mar Báltico, proporcionada por el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) se publicó en mayo, más de cuatro meses antes de la reunión en Luxemburgo del Consejo, y desde entonces, los ministros han participado en muchas reuniones sobre políticas y discusiones con las partes interesadas sobre los datos y los límites de pesca. Toda esa preparación, y la propuesta de la Comisión publicada antes de la reunión, deberían haber llevado a los ministros a establecer de forma eficiente límites basados en la ciencia en su reunión de octubre.
Si la sesión que duró toda la noche hubiera tenido como objetivo resolver el notable desacuerdo entre los que tenían un interés directo en estos recursos valiosos compartidos, los ministros habrían acatado las recomendaciones científicas del CIEM y el marco de trabajo proporcionado por la ley europea y la Política Pesquera Común (PPC) con la que los ministros se comprometieron hace cuatro años. Atender las recomendaciones de los científicos para acabar con la sobreexplotación pesquera no debería ser una opción que debatir durante la noche, sino el modus operandi del Consejo. De hecho, el plan plurianual del mar Báltico acordó el año pasado que proporcionaría el marco de trabajo para las decisiones con el fin de evitar una maratón de 20 horas para decidir sobre los límites de 10 poblaciones.
En contraste con las deliberaciones del Parlamento Europeo, que normalmente ocupan más tiempo pero que son más transparentes, la costumbre de negociar a puerta cerrada y en una sola sesión puede provocar que se tomen decisiones bajo presión que no están sujetas al escrutinio público. Los ciudadanos de la Unión Europea tienen derecho a conocer cómo se crean las políticas y pueden plantearse preguntas legítimas sobre acuerdos alcanzados a las 6 h 30 después de un debate de casi un día. Quizás se han realizado esfuerzos para progresar o quizás se ha agregado a la composición un delicado debate entre la Comisión y los representantes del Consejo. Ya sabemos que la propuesta de la Comisión era más próxima a las recomendaciones de los científicos que a las decisiones finales de los ministros, por lo que la duración del debate podría indicar que los ministros presionaron con firmeza para aumentar los límites de pesca. Si este fuese el caso, el comisario de la Unión Europea, Karmenu Vella, merece más soporte público que nunca para que los ministros cumplan con sus compromisos en la reunión del Consejo de diciembre.
Esperanza en los planes plurianuales
El hecho de que las dilatadas negociaciones generen límites de pesca mal planteados muestra que debe esclarecerse el proceso del Consejo. Los miembros del Parlamento Europeo deben ayudar a ello a la vez que garantizan que los planes plurianuales son lo suficientemente sólidos como para satisfacer las fechas límite de la PPC y evitar que los ministros ignoren las recomendaciones científicas. Si los ministros desean plantear un establecimiento de límites superiores a dichas recomendaciones, debe darse a conocer y probarse la razón, los datos y las justificaciones de esa decisión de manera que los ciudadanos puedan entender el papel que están jugando los gobiernos en cuanto al cumplimiento de los compromisos adoptados para acabar con la sobreexplotación pesquera y restaurar las poblaciones de peces de la Unión Europea.
Andrew Clayton encabeza los esfuerzos de The Pew Charitable Trusts para acabar con la sobrepesca en el noroeste de Europa.