Viajeros del Pacífico conectan a las personas y el océano para la conservación
La expedición a las Islas Australes también ayuda a recuperar métodos de navegación ancestrales
Las islas más australes de Polinesia Francesa, las Australes, son el hogar de 14 especies de tiburones y cuatro especies de manta rayas.
© ShutterstockDespués de cuatro días en el mar y en medio de una violenta tormenta, nuestra canoa viajera finalmente se aproximó a Raivavae, una isla del Pacífico ubicada a unas 445 millas al sur de Tahití. Mientras la lluvia y las olas azotaban la cubierta, yo me esforzaba por controlar el timón y mantener el rumbo de la embarcación. Si bien estaba feliz de divisar tierra, también empezaba a sentir nostalgia de dejar atrás el gran océano.
Este cruce desde Tahití, parte de una expedición primaveral de 20 días a bordo de la Fa’afaite, una piragua polinesia tradicional de doble casco de 22 metros (72 pies), me permitió experimentar lo que los grandes exploradores polinesios deben haber sentido al surcar estas aguas durante más de 3.000 años. Exploraron miles de islas del Pacífico navegando con las estrellas, el sol, la trayectoria de vuelo de las aves marinas, las corrientes oceánicas, la salinidad y el instinto.
Las Islas Australes son las islas ubicadas más al sur en la Polinesia francesa, y estábamos aquí, en un viaje liderado por la Tahiti Voyaging Society, para ayudar a recuperar la práctica de la navegación tradicional y promover la conservación del océano. En particular, el Capitán de la Fa’afaite, Titaua Teipoarii, y la tripulación de 16 miembros visitaban cuatro islas en apoyo de la creación de una gran reserva marina propuesta por líderes de las Islas Australes. La Rāhui Nui No Tuha’a Pae, o la gran rāhui (área protegida) de las Islas Australes, incluiría un área de pesca costera de 20 millas náuticas alrededor de cada isla para los residentes locales y una zona de alta mar amplia y estrictamente protegida de 1 millón de kilómetros cuadrados (aproximadamente 386.000 millas cuadradas).
La tripulación estaba compuesta de líderes locales, pescadores, periodistas, científicos, mi colega Donatien Tanret y yo. Como parte del proyecto Legado para los Océanos de Pew Bertarelli y, anteriormente, de la campaña Legado Global para los Océanos, Pew ha trabajado con comunidades locales en la Polinesia francesa durante años para ayudar a proteger el extraordinario ambiente marino de esta región.
Bienvenidas cálidas en costas distantes
Cuando finalmente arribamos a la costa de Raivavae, los habitantes nos recibieron con guirnaldas de flores, música y danzas. Movido por esta demostración efusiva, Mooria Mooria Iti, un miembro de la tripulación de la Fa’afaite de la isla de Rurutu, dijo, “Hoy, gracias a esta canoa, las Islas Australes se unen para proteger su gran océano”. Esto definió el tono del resto de nuestro viaje, que cubriría alrededor de 2.000 kilómetros (1.243 millas) y también nos llevaría a las islas de Tubuai, Rurutu y Rimatara.
En Rurutu y Rimatara, nuestra llegada dio lugar a celebraciones festivas, porque la Fa’afaite era la primera piragua polinesia en llegar al lugar desde que la navegación tradicional se dejara de lado siglos atrás, después de que los europeos colonizaran el área. En cada parada, la tripulación recibió a bordo a los habitantes, en especial, a los estudiantes, para aprender sobre la navegación tradicional en el Pacífico.
Amenazas para la salud de los océanos
Los ecosistemas complejos y vitales de las Islas Australes necesitan protección con urgencia. Mientras navegábamos alrededor de la isla de Rurutu, la científica a bordo, Hannah Stewart, de la Universidad de California (Berkeley), describía cómo los arrecifes locales habían sufrido un importante caso de decoloración debido al calentamiento de los mares —un recordatorio de que incluso las aguas remotas de las Islas Australes son vulnerables a los impactos del cambio climático.
“La investigación científica ha confirmado durante mucho tiempo los beneficios de las reservas marinas para garantizar la biodiversidad”, me dijo Stewart. “Si deseamos proteger nuestros hábitats, la seguridad de nuestros alimentos y, eventualmente, a nosotros mismos, es fundamental proteger algunas áreas para la regeneración de los recursos”. Al igual que muchos otros especialistas, incluidos los de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, Stewart recomienda que existan protecciones estrictas de al menos 30 por ciento de los océanos del mundo, un objetivo que parece ser incluso más crítico con la publicación reciente de un estudio en el que se da cuenta de que los grandes parques con plena protección ayudan a desarrollar resistencia al cambio climático en las especies marinas.
Como dijo el presidente de la Asociación Ambiental de Rurutu, Viriamu Tauruarii: “Solo pedimos que se proteja parte de nuestro océano. Es de interés general no solo para las Islas Australes, sino también para todas las islas de la Polinesia”.
En un cartel sobre el compromiso con la conservación de los habitantes de las Islas Australes, Fernand Tahiata, el intendente de la isla de Tubuai, decía: “No vamos a retroceder. Vamos a seguir hasta el final”.
A medida que la Fa’afaite llega a la laguna de Raivavae, los residentes se acercan en sus pequeñas canoas para darnos la bienvenida.
© Danee HazamaA medida que las poblaciones de peces van disminuyendo, los residentes locales exigen una ‘rāhui’
Los residentes de las Islas Australes creen que la reserva propuesta restauraría la tradición de rāhui, una medida ancestral para proteger los recursos naturales. Tradicionalmente, los polinesios utilizaban la rāhui para proteger una parte de una laguna para permitir su regeneración. El concepto ayudó a los isleños a pescar de manera sustentable y preservar sus recursos limitados.
Hace unos 30 años, los habitantes de la isla de Rapa restablecieron una rāhui para evitar la sobrepesca de algunas especies de los arrecifes a lo largo de la costa. En la actualidad, los pescadores de las Islas Australes dan cuenta de una disminución de peces pelágicos, incluido el atún, debido a la sobrepesca efectuada por embarcaciones internacionales en el límite de las aguas de la Polinesia francesa. Esto está perjudicando a los pescadores de las Islas Australes y, si no existe una protección a largo plazo de las aguas mediante una rāhui más amplia, podría amenazar su estilo de vida e, incluso, su existencia misma.
El establecimiento de la nueva reserva es una medida que las Islas Australes, en particular los pescadores, consideran una responsabilidad para con ellos mismos y las generaciones futuras. Tal como lo expresa Henri Teipoarii, un pescador de Raivavae, “Con la rāhui, los peces de las Islas Australes serán para la población de estas islas”.
En señal de esperanza para estas aguas, el gobierno de la Polinesia francesa se comprometió a convertir toda la zona económica exclusiva, que cubre 5 millones de kilómetros cuadrados (1,9 millones de millas cuadradas), en un área marina administrada. Esta área podría incluir en poco tiempo grandes zonas protegidas, como la gran rāhui de las Islas Australes.
Cuando dejamos la isla de Rurutu para navegar de regreso a Tahití, las voces de los habitantes se iban apagando en la costa, y pronto nos quedamos con el impulso del viento, la fuerza de las corrientes y las vistas y los sonidos del océano.
Jerome Petit es director del proyecto en la Polinesia francesa del Proyecto Legado para los Océanos de Pew Bertarelli.