Caballa del Atlántico (Scomber scombrus).
© Magnus Lundgren / Aqua Graphics
Los ministros de Pesca de los 28 Estados miembros de la Unión Europea (UE), reunidos en Bruselas en el Consejo de Pesca de la UE, llegaron a un acuerdo el 14 de diciembre de madrugada, a espaldas de la opinión pública, sobre los límites de pesca en el océano Atlántico y mares adyacentes en 2017.
Los primeros informes indican que los ministros decidieron seguir el criterio científico para algunas poblaciones de peces, pero que se permitirá continuar con la sobrepesca de otras. En este momento, no podemos estimar en qué medida el acuerdo puede suponer un avance de cara a acabar con la sobreexplotación pesquera.
El proceso del Consejo se caracteriza normalmente por su falta de transparencia, y el celebrado este diciembre no ha sido una excepción. Diversas organizaciones no gubernamentales pidieron a los ministros que se acordara emitir en directo sus deliberaciones, como se hace con otros debates del Consejo, para que al menos así, los ciudadanos pudiesen conocer las observaciones preliminares de los ministros. Desafortunadamente, se negaron a cumplir esta petición. Parece que los ministros de los Estados miembros están decididos a continuar con esta política de puerta cerrada.
En esos días, estuve en Bruselas, cerca del edificio del Consejo en el que se reunieron los ministros, intentando escuchar a los implicados en el proceso. Como ocurre todos los años, en los hoteles cercanos repletos se vivió una actividad frenética, ya que la gente —sobre todo representantes del sector pesquero— trataba de seguir los debates a distancia, a la vez que hacía todo lo posible para hablar con los ministros y los funcionarios gubernamentales cuando pasaban por los vestíbulos del hotel.
Los niveles de sobreexplotación pesquera que acordaron los ministros para el próximo año, y si los límites de pesca se ajustaron o no a lo recomendado por el mundo científico, aún están empezando a conocerse. Tras el Consejo del año pasado, los límites de pesca enumerados en la reglamentación oficial no se publicaron hasta finales de enero. Así que por el momento, recién finalizada la reunión de diciembre, la información de la que se dispone es la siguiente:
A pesar de la falta de información en este momento, podemos decir que los ministros han decidido acatar el criterio científico para algunas poblaciones de peces, pero continuar con la sobreexplotación en otras importantes poblaciones de peces estableciendo límites de captura superiores a los niveles aconsejados por los científicos del CIEM. Esto ocurre a pesar de que la legislación de la UE exigía acabar con la sobrepesca en 2015 siempre que fuese posible, y establece 2020 como el límite máximo para los casos más complicados. En esos casos, los ministros deben justificar los posibles retrasos exponiendo que las acciones previas ponen en peligro la existencia a largo plazo de sus flotas. Dicha justificación solo se debe utilizar en contadas ocasiones.
Las evidencias señalan los beneficios de acabar con la sobrepesca lo antes posible, y el impacto positivo que esto tendría sobre las ventas y el empleo en el sector pesquero. Permitir que se continúe con la sobreexplotación pesquera es una muestra de que las decisiones políticas se toman a corto plazo sin tener en cuenta el futuro y que éstas suelen surgir después de un tira y afloja a altas horas de la noche, más que de un proceso basado en las evidencias científicas o que tengan en cuenta el ecosistema en su conjunto.
Los ministros de Pesca deben explicar ahora lo que han decidido, por qué los límites de pesca todavía son superiores a lo que recomiendan los científicos y en qué medida esto se ajusta a la legislación vigente.
Andrew Clayton lidera los esfuerzos de Pew para acabar con la sobrepesca en el noroeste de Europa.