Los peces de carnada son el combustible de alto octanaje de los atunes
Nada es tan emocionante como enganchar y capturar un atún albacora, luchador tenaz.
Las albacoras del Pacífico norte son un atún pequeño, pero poderoso. Ellos llevan a cabo viajes épicos cada año, cruzando entre Japón y los E.U., y además son muy rápidos. Sus aletas se encajan en hendiduras a los lados del cuerpo, lo que los convierte en balas plateadas que pueden alcanzar velocidades de 50 millas por hora.
Estos peces son máquinas de comer que diariamente consumen una cuarta parte de su peso corporal que promedia 22 libras. El 80 porciento de su dieta proviene de los pequeños y aceitosos peces de carnada tales como las sardinas, las lancetas de arena y los saurios. Esto quiere decir que las personas que consumen el atún albacora indirectamente dependen de poblaciones de peces de carnada sustentables.
Las albacoras y la demás vida marina, incluyendo ballenas y aves marinas, dependen de los peces de carnada para sobrevivir, ya que son muy ricos en proteínas. El capturar peces de carnada a tasas muy altas, aunque legalmente no sean consideradas como sobrepesca, podría dejar a los animales marinos con una insuficiencia en la disponibilidad de alimentos. La importancia de estos pequeños peces para la salud de los ecosistemas oceánicos, al igual que para la pesca, la industria de pescado y los negocios de turismo costero, hace fundamental el que se administre el recurso con mayor precaución.
Afortunadamente para el atún albacora, el Consejo de Administración Pesquera del Pacífico ha tomado acciones para dejar suficientes peces de carnada en el mar. Así se mantienen abundantes a la vez que sirven de alimento para el atún albacora y otros depredadores como el rodaballo y el salmón que se congregan para alimentarse al oeste de los E.U.
El Consejo ha declarado sus intenciones de proteger a un conjunto completo de peces de carnada que actualmente no se manejan (incluyendo al saurio del Pacífico) para evitar que estas especies sean explotadas sin una evaluación científica del efecto que esto pudiera tener sobre los depredadores de los peces de carnada. Estas especies aún no se pescan en la costa oeste, por lo cual las acciones del Consejo son una medida de precaución sensata. Otras especies de carnada importantes, tales como las sardinas y las anchoas, han sido objetivo de pesca durante años. Sin embargo, el manejo pesquero tradicional no asegura que suficientes peces de carnada permanezcan en el mar para alimentar a los diversos depredadores.
En abril de 2015, el Consejo del Pacífico cerró la pesquería de sardinas de la costa oeste cuando los estimados del tamaño de la población cayeron a menos de 150,000 toneladas. Este es el umbral límite del Consejo que al ser alcanzado se detiene la pesca comercial dirigida a una especie y se permite a la población recuperarse. El colapso de las sardinas añade urgencia a la necesidad de actualizar la evaluación de la población de la anchoa del norte que se hizo hace 20 años atrás. Esta movida permitiría a los administradores pesqueros determinar la salud de la población de las anchoas y asegurarse que suficientes peces permanezcan en el mar para alimentar al atún albacora, que es una especie altamente migratoria manejada a su vez por el Consejo de Administración Pesquera Regional del Pacífico Occidental.
El atún albacora consume una cuarta parte de su peso corporal diariamente. El 80 por ciento de su dieta proviene de pequeños peces aceitosos tales como las sardinas, las lancetas de arena y los saurios.
El Congreso de Estados Unidos puede ayudar a conservar a los peces de carnada y a los animales más grandes que los depredan al modernizar la ley de Conservación de Pesquerías Magnuson-Stevens, la cual rige el manejo de los peces oceánicos de los E.U. En sus revisiones, el Congreso debe requerirle a todos los consejos de administración pesquera que establezca límites basados en información científica de cuántos peces de carnada se pueden capturar cada año y tomar en consideración el papel importante que tienen estas pequeñas especies en alimentar la vida marina oceánica.
Actualmente los consejos regionales que supervisan las pesquerías oceánicas de los E.U. típicamente manejan una especie a la vez, en un acercamiento que no considera enteramente el papel importante que juegan los peces de carnada. Este tipo de manejo tampoco incorpora los datos existentes de dónde viven (ya sean grandes o pequeños), qué comen, quién se los come, los impactos de la contaminación y otras amenazas, incluyendo la sobrepesca y los cambios en las condiciones del océano.
En contraste con el manejo de pesquerías tradicional, la gestión pesquera basada en el ecosistema tiene una visión comprensiva de cómo el cambio climático, la sobrepesca y otros factores de estrés afectan a los peces y al ecosistema marino en que ellos habitan. El Congreso de los E.U. debe incorporar este enfoque más amplio y basado en la ciencia a la ley. Los océanos saludables y los peces, como el atún albacora del Pacífico, dependen de ello.
La ley Magnuson-Stevens se acerca a su aniversario número 40 y podría beneficiarse de una actualización. Ya es tiempo de un nuevo enfoque en el manejo de pesquerías. Conozca más en www.pewtrusts.org/healthyoceans.