Como identificar a un pez de carnada – y por qué debemos hacerlo
Los peces de carnada se reconocen cada vez más como una parte importante de los ecosistemas marinos. Al estudiar y establecer límites de captura a los peces de carnada, los manejadores pueden reducir el riesgo de desplomes en las poblaciones de peces de valor comercial.
Los pescadores comerciales y recreativos toman muy en serio de qué, dónde y cuándo se alimentan los peces. Después de todo, al conocer cual carnada atrae a un pez hambriento o cómo y cuándo se puede encontrar un cardumen en los lugares de alimentación aumenta grandemente las posibilidades de capturar los peces. Más allá de eso, ¿por qué importa conocer la dieta de los peces y cómo los científicos determinan cuál es la dieta de los peces?
Las respuestas son engañosamente sencillas: primeramente la dieta de los peces es importante porque los cambios en la disponibilidad y distribución de los peces de carnada puede influenciar directamente cuántos peces depredadores hay para capturar. Las fluctuaciones en la abundancia y las localidades de los peces de carnada más pequeños pueden tener implicaciones para la condición del ecosistema marino.
Para conocer lo que comen los peces los científicos comienzan por lo obvio: tratan de observar al pez depredador consumir su presa y examinan los contenidos estomacales del pez. Algunas veces si los depredadores han comido recientemente, las respuestas se obtienen al momento. En otros casos los científicos deben filtrar los restos descompuestos del estómago del depredador, particularmente los huesos de los peces.
Los otolitos, huesos de los oídos de los peces, son usados muchas veces para determinar las especies que fueron consumidas. Los científicos pueden trabajar con otras partes duras tales como los picos, las vértebras u otros huesos, pero esto requiere mucho más tiempo y habilidad.
El espinazo de un pez espinoso de hocico largo, a la izquierda y un lenguado de aleta curva.
Los científicos se enfocaban mayormente en conocer de qué se alimentaban los peces depredadores de importancia comercial como el salmón, el bacalao y el lenguado. Sin embargo, ahora se está buscando comprender mejor a toda la red alimenticia estudiando las dietas de las especies que tal vez no se capturen comercialmente como es el caso de las rayas del Pacífico noroccidental. Con la llegada de las técnicas de secuenciación de ADN en los pasados años, una muestra pequeña de un pedazo de tejido extraído del estómago del depredador revela la especie del pez del cual se alimentó. Esto es muy útil cuando no existe el pez completo y más aún cuando la presa no tenía huesos o partes duras.
En esta época de grandes volúmenes de datos, los científicos tienen la habilidad de organizar y analizar los resultados para construir sobre y compartir la información colectada. Un nuevo estudio, dirigido por Julie Thayer y Amber Szoboszlai, científicos del Instituto Farallon, permitió examinar más de 100 años de información científica sobre las dietas de una variedad de depredadores -desde peces hasta leones marinos y aves- en el ecosistema altamente productivo de la Corriente de California. Al sintetizar cientos de artículos científicos publicados, la base de datos resumida presenta nuevas perspectivas del rol y la prevalencia de las presas a través del espacio, esto es desde la costa hasta las profundidades y desde México hasta el estado de Washington en los E.U., a través de los años. Esta síntesis revela vacíos en el conocimiento que podrían ser llenados mediante censos dirigidos. El estudio también identificó a ciertas especies como la anchoa, que son importantes para varios depredadores a lo largo del sistema. Dada la incertidumbre sobre el estado de las poblaciones de la anchoa, es urgente llevar a cabo una evaluación científica de esta especie.
Estos trabajos ayudan a resaltar que la pesca comercial y los peces de carnada que ellos consumen son parte de un ecosistema marino interconectado y que los peces de carnada deben ser manejados con límites de captura que reconozcan su rol importante. Tomar estas acciones puede conducir a manejar mejor la pesquería y reducir el riesgo de desplome de la población. Por ejemplo, un estudio reciente sugiere que al suspender temporeramente la pesca cuando bajan las abundancias de los peces de carnada puede prevenir en un 70 por ciento el colapso y reduciría solo en un 2 por ciento la cantidad total de peces capturados.
Las evaluaciones científicas tradicionalmente se enfocan en los principales depredadores y las especies de importancia comercial y recreativa. Nuevas investigaciones demuestran cada vez más que los peces de carnada deben ser estudiados mejor y manejados para asegurar pesquerías saludables.
Algunos consejos de administración pesquera ya han tomado estos pasos, pero la ley nacional de pesca todavía no lo requiere. La ley Magnuson-Stevens se acerca a su aniversario número 40 y podría beneficiarse de una actualización. Ya es tiempo de un nuevo enfoque en el manejo de pesquerías. Conozca más en www.pewtrusts.org/healthyoceans.