© Masa Ushioda, SeaPics.com
Muchas especies de peces se congregan naturalmente alrededor de objetos que flotan en el océano, un hecho que ha sido minuciosa y sistemáticamente explotado durante décadas para capturar bancos enteros de atún, una especie comercialmente muy valiosa. Los dispositivos de concentración de peces (DCP) son objetos flotantes artificiales construidos específicamente para atraer a estos peces. Típicamente constan de una plataforma flotante, redes sintéticas sumergidas y una boya de rastreo por satélite que permite al buque pesquero volver a una ubicación específica para recoger su captura. A menudo se utilizan cuerdas o cinchas sintéticas para amarrar los distintos componentes a la plataforma, y las redes que se extienden bajo el dispositivo pueden alcanzar profundidades de hasta ochenta metros.
A diferencia de los DCP anclados, los DCP de deriva flotan libremente por la superficie del océano. La pesquería de cerco depende cada vez más de los DCP de deriva, que las organizaciones regionales de ordenación pesquera (OROP) han intentado regular, no sin grandes dificultades, a medida que los artes de pesca van evolucionando.
El presente informe trata únicamente sobre los DCP de deriva debido a su importancia para la pesca atunera industrial. Se han instaurado algunas medidas de gestión, pero generalmente son ineficaces y no consiguen limitar ni el uso de esos dispositivos ni la cantidad total de los mismos que se despliega. Mientras tanto, sigue sin controlarse la proliferación de DCP. Los despliegues observados de DCP se han más que duplicado desde 2006 ya solo en el océano Pacífico oriental. Sin embargo, existen pocas normativas para los océanos del planeta que deban ser acatadas por los pescadores o los propietarios de los buques, y tampoco se castiga el abandono deliberado de los DCP en el mar cuando dejan de ser considerados útiles o productivos. Algunas OROP cuentan con medidas que pretenden mejorar el control de los DCP de deriva, pero la falta general de regulación hace que sea difícil determinar el número total de estos dispositivos.
Sigue costando encontrar información sobre los despliegues de DCP, y muchos de los datos que serían necesarios para poder realizar una estimación precisa de la cantidad total de dispositivos, a pesar de que existen, son confidenciales; el sector pesquero considera que se trata de información privilegiada y no la comparte con las organizaciones regionales de ordenación pesquera.
En 2012 The Pew Charitable Trusts publicó una estimación bien fundamentada sobre cuántos DCP de deriva había desplegados a nivel mundial. Dicho análisis concluyó que el número total de DCP de deriva desplegados en 2011 se situaba entre los 47.500 y los 105.000, dependiendo del método de cálculo. Utilizando los datos sobre las actividades pesqueras obtenidos desde entonces, así como nuevas investigaciones científicas y una revisión de las tendencias recientes en el uso y la tecnología de los DCP, Pew ha llegado a una estimación actualizada que indica que el número total de DCP de deriva desplegados en 2013 oscilaba entre los 81.000 y los 121.000. La máxima estimada ha aumentado un 14% desde los cálculos de 2011.
Para el presente informe, Pew volvió a realizar un análisis partiendo de un mosaico de información recopilada y publicada por las OROP, así como de los resultados de entrevistas confidenciales a personas del sector pesquero y de la industria transformadora y de fabricación de boyas.
Estas metodologías intentan evaluar de la mejor forma posible, a partir de los datos disponibles, el uso de un arte de pesca muy utilizado por la flota de cerco a nivel mundial. Dicha flota es responsable del 60% de las capturas mundiales de atún tropical. Pew agradece la participación de la industria y de los Estados pesqueros en el suministro de los datos necesarios para elaborar una mejor estimación.
A pesar de las dificultades, las metodologías han sido revisadas por científicos externos expertos en la materia. Otros análisis han llegado a conclusiones similares. Por ejemplo, la Comisión Europea publicó un informe en 2014 en el que afirmaba que se despliegan aproximadamente 91.000 DCP de deriva al año.
Al mismo tiempo, se están desarrollando nuevas iniciativas para supervisar y comprender mejor el uso de los DCP. Por ejemplo, tres empresas francesas dedicadas a la pesca de cerco en los océanos Atlántico e Índico proporcionaron a los investigadores datos de rastreo detallados sobre los movimientos de los DCP con el fin de realizar el análisis más exhaustivo hasta la fecha de los movimientos de los DCP en esas áreas oceánicas. El año que viene las Partes del Acuerdo de Nauru, un grupo de ocho países insulares del Pacífico en cuyas aguas se encuentra la mayor pesquería mundial de listado, tienen previsto implementar un sistema de seguimiento electrónico que permitirá controlar en tiempo real el número de DCP desplegados y la ubicación de los mismos con el fin de comprender mejor su impacto en la pesquería de atún tropical. Esto proporcionará datos útiles para los científicos y los gestores de la pesca sobre el uso de decenas de miles de DCP de deriva en el océano Pacífico occidental y central. A partir de 2017, la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) exigirá a los buques que proporcionen datos adicionales sobre los DCP y que marquen físicamente sus dispositivos con códigos de identificación únicos.
Teniendo en cuenta las medidas prácticas y factibles que tenemos a nuestra disposición para mejorar la gestión de los DCP, Pew insta a las OROP y a las entidades pesqueras a:
En resumidas cuentas, el uso de los DCP sigue aumentando, la tecnología evoluciona rápidamente y la ausencia de normas supone una amenaza para los ecosistemas oceánicos, debilita los esfuerzos pesqueros sostenibles y pone en peligro el sustento y el bienestar de los pescadores. Aunque Pew no aboga por una prohibición total de los DCP, los Estados pesqueros deben gestionar adecuadamente este arte de pesca, empezando por saber cuántos dispositivos se utilizan, con qué frecuencia y en qué lugar.