El Océano Austral es uno de los ecosistemas marinos menos alterados en la Tierra. La región que rodea la Antártida comprende el 10 % de los océanos del mundo y es hogar de miles de especies que no se encuentran en ningún otro lugar: desde calamares gigantes y peces con proteínas anticongelantes en la sangre hasta gusanos bioluminiscentes y estrellas de mar de brillantes colores. También es hogar de millones de predadores, como pingüinos, focas y ballenas que dependen de grandes cardúmenes de kril antártico, un pequeño crustáceo que forma la base de una delicada red alimentaria. Estas aguas son esenciales para la salud del planeta, ya que producen surgencias y corrientes que transportan importantes nutrientes al norte del ecuador y, junto con el resto del océano, juegan un papel en la regulación climática.
El cambio climático y la pesca industrial están afectando sustancialmente esta región única. Las especies más evolucionadas para las condiciones medioambientales extremas se ven amenazadas porque los constantes cambios en los océanos y en la atmósfera alteran su hábitat e interrumpen las funciones del ecosistema marino. Estas alteraciones se ven agravadas por la pesca que, en el caso del kril, se concentra cada vez más en áreas pequeñas y amenaza a los animales que dependen de esta especie clave y, por ende, a la biodiversidad de la región en general.
Para proteger esta espectacular región, The Pew Charitable Trusts y sus socios están trabajando con la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) y los gobiernos miembros para promover prácticas de manejo de pesquerías basado en el ecosistema y establecer una red de áreas marinas protegidas (AMP) a gran escala alrededor de la Antártida.
En 1982, los Gobiernos crearon la CCRVMA en respuesta al aumento de la flota de buques alrededor de la Antártida que capturaban kril, el cual se utiliza para elaborar suplementos de omega 3, como alimento para acuicultura y como carnada para pescar. Si bien la conservación es la prioridad (en particular, cuando los datos científicos disponibles son limitados o poco claros), la CCRVMA permite la pesca limitada en algunas áreas conforme a su enfoque de manejo basado en el ecosistema. La pesquería de kril antártico es en la actualidad la más grande de la CCRVMA. El organismo internacional, conformado por 25 países y la Unión Europea, también supervisa las pesquerías de merluza negra antártica (Dissostichus mawsoni) y merluza negra patagónica (Dissostichus eleginoides), distribuidas alrededor del continente y que se comercializan como mero chileno en los EE. UU.
Tabla 1
Pesquería | Captura (toneladas métricas) | Región |
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Kril antártico | 312,743 | Sector Atlántico: Área 48 de la CCRVMA, que comprende la Península Antártica, las Islas Orcadas del Sur y Georgia del Sur |
Merluza negra (mero chileno) | 2,594 | Sector Atlántico: Área 48 de la CCRVMA, en particular, Georgia del Sur, las Islas Orcadas del Sur, las Islas Sandwich del Sur y la región de la Isla Bouvet |
3,474 | Sector Pacífico: Área 88 de la CCRVMA, incluidas las partes occidental y oriental del Mar de Ross y el Mar de Amundsen | |
9,751 | Sector austral del Océano Índico: Área 58 de la CCRVMA, en particular, cerca de la Tierra de Wilkes, Bahía Prydz, Banco Banzare, Kerguelen, McDonald, Heard, Crozet y Marion-Edward | |
Draco caballa | 1 | Sector Atlántico Sur |
520 | Sector Océano Índico: Isla Heard |
Fuente: Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos, “Fishery Reports” (2018), https://www.ccamlr.org/en/publications/fishery-reports
La salud del Océano Austral está sujeta a los cambios en el propio océano, como la acidificación1 y los cambios en la concentración y permanencia del hielo marino2, y por cambios en tierra que afectan a las especies marinas, como olas de calor y condiciones climáticas extremas. Estas aguas reflejan gran parte del aumento de temperatura de este siglo en la parte superior de la columna de agua, y también se está produciendo un calentamiento en la profundidad del océano en esa región.3 Como consecuencia de estas alteraciones, la amenaza de nuevas especies invasivas en el Océano Austral está aumentando,4 mientras que las especies marinas endémicas han sufrido importantes eventos históricos de mortalidad5 y están modificando sus áreas de distribución.6
Hay estudios que demuestran que las AMP pueden ayudar a fortalecer los ecosistemas vulnerables ante los cambios climáticos mediante la eliminación de otros efectos desencadenantes de estrés, tales como la pesca.7 Una mayor fortaleza y resiliencia significa que los ecosistemas tienen mayor capacidad para resistir los impactos causados por el cambio de las condiciones del océano y recuperarse de estos, al responder ante estas alteraciones mientras que preservan las funciones viables. Las redes de AMP también contribuyen a la adaptación de las especies al cambio climático o a su capacidad para evolucionar o modificar comportamientos en respuesta a los cambios en las condiciones del hábitat mediante la creación de rutas protegidas para las migraciones y para las áreas de distribución de las especies.8 Asimismo, las aguas relativamente intactas de estas áreas constituyen un laboratorio natural para el estudio de cómo los ecosistemas marinos intactos reaccionan ante el calentamiento y la acidificación del océano.
La misión principal de la CCRVMA es proteger la diversidad de la vida marina del Océano Austral. En 2002, la CCRVMA se convirtió en el primer organismo internacional comprometido en la creación de una red de AMP siguiendo las recomendaciones de la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible. Nueve años después, los gobiernos miembros acordaron por consenso adoptar la medida de conservación 91-
04,9 que establece un marco para la creación de la red, e identificaron nueve dominios de planificación de futuras
AMP.10 En ese momento, la CCRVMA ya había establecido un área protegida para la plataforma sur de las Islas Orcadas del Sur (2009), la primera AMP en altamar del planeta. En 2016, el organismo creó otra AMP (la más grande del planeta) en la región del Mar de Ross. Juntas, estas AMP cubren 2,2 millones de kilómetros cuadrados. Se están considerando otras propuestas para Antártida Oriental, el Mar de Weddell y la Península Antártica.
Una red de AMP no solo protegería la conectividad entre los ecosistemas únicos del Océano Austral y le permitiría a la vida marina migrar de un área protegida a otra para reproducirse y alimentarse, sino que también contribuiría de manera significativa a alcanzar las metas globales de protección de los océanos.
La propuesta de área marina protegida de la Antártida Oriental protegería 970.000 kilómetros cuadrados de una extensión oceánica casi intacta y llena de vida en las áreas de MacRobertson, Drygalski y D’Urville Sea-Mertz.17 Las corrientes costeras, incluido el Giro de la Bahía Prydz, se mezclan con la Corriente Circumpolar Antártica y sustentan mucha vida marina en todo el Océano Austral.18 Los pingüinos, las focas, el kril y la merluza negra son algunas de las numerosas especies que dependen de este hábitat gélido, relativamente intacto y remoto, para sobrevivir.19
El AMP propuesta es de uso múltiple, incluye áreas altamente protegidas (zonas de no pesca de merluza negra y una zona de no pesca de kril) y áreas de pesca de acuerdo con las medidas de conservación de la CCRVMA. Las actividades de investigación pesquera se permitirían en las zonas de investigación designadas en la AMP. La pesca también se seguiría permitiendo fuera del área protegida. Desde la temporada de pesca de 1972 a 1973 hasta la temporada de 1994 a 1995,20 la pesca de kril antártico era frecuente en la Antártida Oriental, hasta que toda la pesca de kril se desplazó a la región de la Península Antártica. En la actualidad, se ha limitado la pesca comercial en la región, con una cantidad reducida de pesca de kril antártico, además de merluza negra patagónica yantártica. La designación de un AMP en la Antártida Oriental protegería la biodiversidad única del hábitat esencial de la región.
Las aguas de la Península Antártica albergan una abundante vida marina: orcas y ballenas jorobadas, lobos marinos y focas cangrejeras, además de aproximadamente 1,5 millones de parejas de pingüinos Adelia, barbijo y Papúa que anidan y buscan alimento allí.23 La pesquería de kril antártico centra sus operaciones en esta área, en superposición con los predadores que dependen de los cardúmenes de kril como fuente principal de alimento.24 A medida que las temperaturas aumentan, el hielo marino, hábitat esencial de pingüinos, focas y otras especies antárticas, se reduce.25 El kril también depende del hielo marino para reproducirse, y los ejemplares jóvenes se alimentan de las densas algas estacionales que crecen bajo el hielo. Las investigaciones muestran que el estrés acumulado producido por el cambio climático y la concentración de la pesca ya está afectando negativamente la red alimentaria de la región.26
La propuesta de área marina protegida en la Península Antártica (Dominio 1) incluye una zona de protección general27 que incluye dos áreas de enorme riqueza biológica (los estrechos de Bransfield y de Gerlache) y prohibiría la pesca de kril en áreas costeras de alimentación de los predadores antárticos. También protege una parte del Mar de Bellingshausen, conocida por su importancia como área de desove y criadero de kril, y otras áreas ecológicamente significativas para especies de peces de interés comercial. La zona de pesca de kril les permitiría a los Estados miembros pescar kril de manera comercial, de acuerdo con las medidas de conservación de la CCRVMA. La CCRVMA está dedicada a avanzar en el manejo de pesquerías basado en el ecosistema para garantizar la supervivencia a largo plazo de las pesquerías y proteger las numerosas especies que dependen del kril antártico.
La CCRVMA está considerando una propuesta para crear una reserva marina en el mar de Weddell de más de 2,2 millones de kilómetros cuadrados.30 Este lugar del Océano Austral es un mar costero remoto, cubierto de hielo, con un hábitat único, que es conocido por su magnífica biodiversidad, como petreles antárticos, pingüinos Adelia y emperadores, y muchas especies de focas y ballenas.31 En las profundidades que subyacen al hielo marino, los ecosistemas ricos en nutrientes (bentónicos) del lecho marino forman un hábitat clave para diversas criaturas que no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra, como las esponjas vítreas y los corales de agua fría.32
El AMP propuesta en el mar de Weddell incluye tres zonas. La zona de protección general estaría cerrada para la pesca comercial con el objeto de mantener la salud del ecosistema, proteger la biodiversidad, impulsar la resiliencia climática y apoyar la investigación y el monitoreo para comprender mejor el clima y el impacto de los seres humanos en los ecosistemas antárticos. La zona de investigación de pesquerías permite actividades de investigación bien definidas y orientadas a respaldar el manejo con base científica de las poblaciones de merluza negra antártica de la región. Esto incluye una mejor comprensión de la estructura y del ciclo vital de la población, los parámetros biológicos y la ecología. Parte de esta zona seguirá cerrada a la pesca y será un área de referencia científica para analizar los efectos a gran escala de la pesca en el ecosistema. La zona de protección especial prohíbe todas las actividades de pesca con el objeto de proteger muchos sitios de desove de peces que habitan en el lecho marino y hábitats únicos, inusuales o endémicos, en especial, en el área de la plataforma donde habitan fértiles comunidades de esponjas. Esta zona, además, les permite a los científicos monitorear los impactos de la variabilidad natural y los cambios a largo plazo en los recursos vivos marinos antárticos.
El Dominio 9 de planificación de AMP de la CCRVMA (Mar de Bellingshausen y Mar de Amundsen) es la única área en el Océano Austral que no tiene un AMP designada ni propuesta dentro de sus límites. Asimismo, las regiones ubicadas entre las AMP nacionales en los Dominios 4, 5 y 6 se pueden proteger aún más mediante un AMP de la CCRVMA que establezca la conectividad entre estos hábitats esenciales.
Para crear una verdadera red de AMP y asegurar los beneficios de conservación y resiliencia con base científica de una red de AMP, los Estados miembros de la CCRVMA deberán desarrollar propuestas de AMP en estas regiones. La colaboración entre los Estados miembros de la CCRVMA, las partes interesadas, los científicos y la industria con el objeto de identificar áreas de importancia ecológica en estos dominios ayudará a cumplir el objetivo de la CCRVMA de crear una red sólida de AMP en el Océano Austral.
Crear una red de AMP en el Océano Austral sería un buen ejemplo de cooperación global ante los crecientes desafíos medioambientales. Luego de crear las únicas AMP de altamar del planeta en la plataforma sur de las Islas Orcadas del Sur y el Mar de Ross, la CCRVMA también puede consolidar este objetivo designando un AMP en el Mar de Weddell, la Antártida Oriental y la Península Antártica (Dominio 1) y desarrollando otras protecciones para las regiones del Dominio 9 y subantárticas.