Cada año mueren por causa de las pesquerías comerciales entre 63 y 273 millones de tiburones alrededor del mundo, una tasa de explotación insostenible impulsada por la creciente demanda de sus aletas, carne, aceite de hígado y otros productos.1 Como resultado, las poblaciones de tiburones han descendido en todo el mundo y más de la mitad de las especies de tiburones y de sus parientes catalogadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza están clasificadas como Amenazadas o Casi amenazadas de extinción.2
Sin embargo, en 2013 se produjo un punto de inflexión para la conservación del tiburón cuando cinco especies comercializadas (el puntas blancas oceánico, el marrajo sardinero y los tiburones martillo gigantes, festoneados y lisos) y dos especies de mantarrayas fueron incluidos al Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Esta inclusión requiere que todo comercio internacional de estas especies se realice de forma legal y no suponga un perjuicio para las poblaciones en el medio silvestre. Tres años después, las partes de CITES incluyeron los tiburones zorro ojón, común y pelágico, los tiburones sedosos y las rayas mobula al Apéndice II, de forma que el número de especies de tiburones y rayas importantes desde el punto de vista económico que están sujetas a medidas comerciales ascendió a 20. Si bien se necesita seguir trabajando para estabilizar las poblaciones de estas especies vulnerables a nivel mundial, los listados de CITES han provocado que las partes hayan tomado medidas de implementación sin precedentes.
Desde 2016, más de 70 gobiernos han participado en talleres regionales y nacionales para garantizar que el comercio de los tiburones y rayas incluidos en el Apéndice II se realice de forma legal y sostenible.
El objetivo de dichos talleres es promover la cooperación entre los oficiales de aduanas, medioambiente y el sector pesquero, además de fomentar la capacidad a nivel nacional y entre los países. Entre los asuntos tratados durante los talleres destacan el papel de los gobiernos en la regulación del comercio internacional, la identificación de especies de tiburones en función de sus aletas, el suministro de directrices en materia de cumplimiento y la formulación de dictámenes de extracción no perjudicial (DENP); esta es la determinación que requiere CITES para permitir a los países seguir comercializando las especies incluidas en el Apéndice. Con estas herramientas, los países pueden cumplir con las obligaciones estipuladas por CITES y desempeñar un papel esencial en la reducción de la mortalidad de los tiburones a nivel mundial.
A pesar de que el objetivo de CITES es el de garantizar que el comercio internacional de especies no amenace la supervivencia de los animales, la inclusión en los Apéndices ha hecho que los gobiernos, algunos de ellos por primera vez, manejen correctamente la pesca de tiburones y rayas, o bien que ofrezcan a estos animales total protección en sus aguas. Tanto la formulación de DENP como la prohibición de capturar o comerciar con especies incluidas en los listados de CITES o el establecimiento de medidas de total protección se pueden usar para implementar los listados de tiburones y rayas de CITES.
Los países pueden continuar con el comercio internacional de una especie incluida en el Apéndice II si formulan un DENP que demuestre que el comercio se realiza de forma legal y sostenible. Sri Lanka, Nueva Zelanda e Indonesia, entre otros países, ya lo han hecho con la ayuda de nuevas herramientas electrónicas de libre acceso. Otros países como, por ejemplo, Cabo Verde, Filipinas y Emiratos Árabes Unidos, han prohibido la exportación y la captura de todas o algunas de las especies de tiburones incluidas en los Apéndices de CITES. Y otros, como India, han establecido medidas más amplias como, por ejemplo, la prohibición de exportar aletas de tiburón. Algunos gobiernos, los más recientes de ellos los de Samoa y República Dominicana, han ido más allá y han prohibido en sus aguas la pesca comercial, la posesión, la venta y el comercio de especies de tiburón y rayas, así como de los productos derivados de estas.
Más de la mitad del comercio internacional anual de aletas de tiburón pasa por Hong Kong, por lo que es fundamental que su gobierno adopte un papel activo en recortar el comercio ilegal e insostenible. El Departamento de Agricultura, Pesca y Conservación de Hong Kong se ha situado al frente de los esfuerzos internacionales por implementar los nuevos listados de CITES. Desde 2014, el gobierno de Hong Kong ha organizado nueve talleres para enseñar a sus agentes de aduanas y a los funcionarios responsables de hacer cumplir la ley a identificar visualmente las aletas de las especies incluidas en los listados de CITES. Gracias en parte al conocimiento adquirido en dichas sesiones, los agentes de aduanas de Hong Kong incautaron de más de 5 toneladas métricas de aletas de tiburón desde el 2014 hasta julio de 2018.
Gracias a la formación, los funcionarios de los gobiernos de al menos 70 países han aprendido a identificar y detener el comercio ilegal de las especies de tiburones y rayas incluidas en los listados de CITES. Existe una gran variedad de herramientas disponibles en varios idiomas como, por ejemplo, guías y póster para la identificación de aletas de tiburón, que ayudan a los gobiernos a garantizar que el comercio continuado de especies sea legal, sostenible y trazable. En la Tabla 2 se ofrece un resumen de estas herramientas, muchas de las cuales se pueden encontrar en www.identifyingsharkfins.org o en el portal del tiburón de CITES.
CITES se ha convertido en una fuerza impulsora en la conservación y manejo del tiburón a escala global. Asimismo, los países han demostrado su compromiso para implementar todos los listados del Apéndice II de CITES que incluyen tiburones y rayas, para mantener el impulso para manejar estas especies correctamente en todo el mundo. Sin embargo, incluso con el progreso realizado desde 2013, actualmente solo se regula entre el 3,9 y el 17,8 % del comercio mundial de aletas.3 Es evidente que se necesita seguir trabajando para garantizar que estas especies vulnerables reciban la protección que puede proporcionar aparecer en un listado del Apéndice II de CITES.