Todo lo que hace el atún patudo del Atlántico (Thunnus obesus), lo hace rápido. Este atún alcanza la madurez sexual en tan solo 2 o 3 años. Durante este tiempo, puede pasar de ser tan pequeño como para poder nadar por dentro del ojo de una aguja hasta alcanzar los 180 kg. Es un depredador formidable, y tiene la capacidad de sobreponerse tácticamente, nadar y comer cualquier cosa que le quepa en la boca. Sin embargo, su considerable tamaño lo convierte en uno de los principales objetivos de las flotas pesqueras de todo el mundo.
La pesquería del atún patudo supone cientos de millones de dólares estadounidenses al año para los pescadores y casi mil millones de dólares estadounidenses anuales en el punto final de venta.1 El atún patudo respalda una de las pesquerías más valiosas del Océano Atlántico, y abastece no solo al importante mercado del atún en lata, sino también la demanda para el sashimi de alta calidad. La sobreexplotación pesquera durante años, el reciente descenso de la población y las arriesgadas prácticas pesqueras amenazan la viabilidad a largo plazo y la rentabilidad de la pesquería del atún patudo. La buena noticia para el atún patudo y el sector es que la recuperación puede ser relativamente acelerada, en gran parte porque este atún crece muy rápido.
Hace dos años, la revisión de desempeño independiente realizada por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA) (el organismo intergubernamental que supervisa la gestión del atún patudo) recomendaba que la CICAA hiciera de la recuperación del patudo una “prioridad de gestión clave e inmediata”.2 La revisión destacaba la debilidad en la ordenación del patudo y recomendaba que la cuota “debía disminuirse más para aumentar la probabilidad de recuperación a corto plazo”.
No obstante, la CICAA no ha seguido el consejo de los expertos y no ha adoptado los recortes de cuota necesarios para dar a esta población algo más que una oportunidad de recuperación fortuita. Este enfoque recuerda a la controvertida administración de la CICAA del atún rojo del Atlántico de las últimas décadas. La comisión no estableció las cuotas del atún rojo de acuerdo con las recomendaciones científicas hasta 2009, después de que una revisión de rendimiento independiente llamara a la CICAA un “desgracia internacional”.3 Llegados a ese punto, la reputación de la CICAA se había visto perjudicada y los pescadores se enfrentaban a una posible prohibición internacional sobre el atún rojo del Atlántico.
Este año, los administradores de las pesquerías deben decidir si elegir un camino similar con el atún patudo del Atlántico o hacer honor a su compromiso con la gestión cautelar basada en la ciencia.
La pesca del atún patudo del Atlántico tuvo unos comienzos humildes en las islas de Madeira y las Azores, ambas regiones autónomas de Portugal. En 1950, solo unos pocos pescadores portugueses con cañas y líneas se centraban en el atún patudo del Atlántico, con una captura de 808 toneladas ese año.4 Para el año 1994, la captura del atún patudo del Atlántico alcanzó máximos de 135 000 toneladas, con decenas de países centrados en su captura y con una variedad de equipos de pesca.5
Los buques palangreros de Japón, seguidos de los de Taiwán, la provincia de China y Corea del sur lideraron el temprano crecimiento de la pesquería, centrándose en el atún patudo del Atlántico de forma extensiva para los mercados de sushi y sashimi. Sin embargo, a partir de la década de 1990, la captura de atún patudo juvenil aumentó, ya que los buques cerqueros que se centraban en el atún barrilete aumentaron el uso de dispositivos de concentración de peces (DCP) rastreados por satélite, que atraen, además del barrilete adulto, al atún patudo joven. (Consulte a continuación).
Los conflictos de intereses entre los buques cerqueros y los palangreros debilitan la conservación del atún patudo Las flotas de cerqueros que usan enormes redes dependen cada vez más de los dispositivos de concentración de peces para capturar grandes cantidades de barriletes. Sin embargo, los atunes patudos juveniles también se concentran alrededor de estos DCP, formando bancos de varias especies de peces de tamaño similar. Esto significa que la pesca con DCP para los barriletes está derivando en una mayor captura y menor tamaño medio del atún patudo del Atlántico comercializado en los mercados de productos marinos. El crecimiento de la captura de atunes patudos juveniles con buques cerqueros también ha contribuido a la sobreexplotación pesquera de la población de atunes patudos. Cada vez hay menos atunes patudos adultos disponibles para los pescadores que usan palangre. Aunque el atún patudo adulto capturado y vendido por las flotas palangreras en los mercados de sushi y sashimi tienen un valor de casi 5200 € por tonelada métrica en el muelle, el atún patudo juvenil capturado y vendido por las flotas cerqueras para producir atún enlatado valen solo alrededor de 1700 € por tonelada métrica.6 Llegados a este punto, recortar la captura de atún patudo juvenil de los buques cerqueros les obligaría probablemente a cambiar sus estrategias de pesca y daría como resultado, posiblemente, unos menores ingresos por el barrilete. Así que existe una tensión entre mantener el enfoque actual para la pesca de barriletes o conservar el atún patudo. |
Desde el máximo alcanzado en 1994, los desembarques de atún patudo del Atlántico han disminuido, lo que indica que la pesca de la población se ha llevado a niveles que ya no pueden soportar el rendimiento máximo sostenible (RMS). El RMS hace referencia a la máxima captura promedio, que en teoría puede obtenerse de una población particular sin que resulte afectada la estabilidad a largo plazo de la población.
De hecho, los científicos confirmaron en 2015 que la población no solo está gravemente esquilmada, sino que la presión de pesca también sigue siendo demasiado alta como para permitir el crecimiento de la población.7 Además, el cambio a la captura de atún patudo joven alrededor de los DCP ha comprometido la productividad de la población y su capacidad para crecer. En especial, la captura potencial sostenible ha disminuido a la vez que ha aumentado el número de peces adultos necesarios para apoyar esa captura (consulte la figura 1). Esta combinación son malas noticias para la especie, el rol que juega en el ecosistema y las comunidades y economías costeras que dependen del atún patudo del Atlántico.
Los operadores de menor escala, como los pescadores originales de Madeira y las Azores, siguen pescando atún patudo del Atlántico con cañas y líneas, pero su rendimiento se ha visto reducido notablemente. Sin embargo, actualmente se ha notificado que unas tres decenas de países están pescando este atún, lo que hace que sea un reto significativo su ordenación, así como el equilibrio de intereses entre los países y los tipos de equipo.
Los gobiernos y el sector con interés en el atún patudo (y barrilete) aceptan que el atún patudo se encuentra en una situación complicada y se precisa tomar medidas. El debate se centra en quién en la pesquería debe pagar el precio. Puesto que las decisiones de la CICAA se acuerdan por consenso, los únicos acuerdos han sido recortes menores en la cuota y probar medidas menos engorrosas para los pescadores, acciones que han probado quedarse bastante cortas respecto a lo que indica la ciencia que es necesario para dar a la población una buena oportunidad de recuperación.
La evaluación de población de 2015 demostró por primera vez que el atún patudo del Atlántico estaba sobreexplotado y que se estaba produciendo una situación de sobrepesca. La respuesta de la CICAA fue adoptar un “plan de recuperación”, que incluía una cuota reducida basada en gran medida en una propuesta por la Unión Europea. El plan otorgó al atún patudo solo un 49 % de posibilidades de recuperación para el año 2028, asumiendo que no se superara la nueva cuota. Estas probabilidades eran tan bajas que la revisión de rendimiento independiente de 2016 cuestionó la decisión de la CICAA de adoptar un plan de recuperación con una probabilidad de éxito tan baja.
Para empeorar las cosas, la medida adoptada no limitó la captura total de atún patudo. Limitó la captura de los países que más capturan, como Japón y la UE, pero mantuvo exenciones indefinidas para los países que menos capturan (consulte la tabla 1). Por ejemplo, el límite de captura total establecido por la CICAA es 65 000 toneladas, pero si cada capturador menor reciente decidiese capturar su cantidad permitida, esta llegaría a las 160 000 toneladas.
Eso es más del doble de la cuota, pero sigue siendo legal, debido a la forma en que se estructuró la medida. La CICAA tampoco ha puesto nada en práctica para evitar que entren más naciones en la pesquería del atún patudo del Atlántico como los que menos capturan, lo que podría aumentar los desembarques. En los últimos años, muchas naciones, incluida una de las que no tienen frontera con el Atlántico, han pasado a ser como los que menos capturan usando buques cerqueros para pescar barriletes, y han pescado de paso también atunes patudos.
Las excepciones de los que menos capturan han pasado a ser un vacío legal crítico en la medida de la CICAA, que permite al sector o los gobiernos volver a abanderar buques para los que menos capturan ya sean nuevos o existentes. De esta manera, se permite que los pescadores amplíen la captura más allá de la cuota asignada y se ejerce aun más presión en la población. Aunque la CICAA era muy consciente de esta práctica cuando se adoptó la medida de 2015, limitar la entrada de los que menos capturan a esta pesquería agotada ha sido un fracaso hasta el momento.
La medida de la CICAA incluía restricciones positivas sobre el uso de los DCP, como la ampliación del área incluida en una prohibición de dos meses sobre la pesca del DCP y un límite en los DCP activos de cada buque a 500. Sin embargo, estas decisiones no se basaron en las recomendaciones científicas y no es probable que aumenten las probabilidades de recuperación. Por ejemplo, los análisis preliminares llevados a cabo por los científicos de la CICAA descubrieron que la actual prohibición de pesca con DCP resulta ineficaz, ya que las flotas simplemente mueven sus actividades de DCP para pescar en aguas colindantes durante los periodos de prohibición. Una propuesta de 2017 por parte de Sudáfrica y siete copatrocinadores trató de abordar la mortalidad de atún patudo juvenil asociada a la pesca con DCP. Los miembros de la CICAA debatieron las posibles medidas, pero no llegaron a un consenso.
Como cabe esperar, la medida adoptada en 2015 no ha tenido éxito. La captura agregada por los que menos capturan se acerca al 30 % del total (consulte la figura 2). Debido a que solo se ha asignado el 11 % de la captura total a los que menos capturan, el agregado ha superado los límites adoptados, lo que ha llevado a más
sobreexplotación pesquera. Según los niveles de captura total notificados en 2016, que estaban un 12 % por encima de la cuota, la probabilidad de poner fin con éxito a la sobreexplotación pesquera y recuperar la población de atún patudo para 2028 se había reducido a un 38 % aproximadamente.8 Los totales de captura reales para 2016 y 2017 podrían ser incluso mayores, lo que reduciría aún más la probabilidad de recuperación.
El límite de captura notificado en 2016 desencadenó una revisión obligatoria del plan de recuperación en la reunión anual de la CICAA en noviembre de 2017. Las partes aceptaron en teoría que era necesario llevar a cabo recortes en las cuotas, pero no pudieron aceptar qué países y sectores de equipos de pesca asumirían las reducciones o la extensión de estas. Así que la anterior medida defectuosa sigue vigente.
Con una nueva evaluación de población realizada este verano, la CICAA se programa para adoptar un plan de recuperación revisado para el atún patudo del Atlántico en noviembre. La cuestión es si la Comisión y los gobiernos clave como la UE, Japón y China aceptarán las reducciones de las capturas basadas en la ciencia para conceder
al atún patudo una alta probabilidad de recuperación hasta un nivel saludable. Con las difíciles negociaciones de cuotas para el atún rojo del Atlántico finalizadas el pasado año, existe una oportunidad para abordar, y ningún motivo para retrasar, las medidas para el atún patudo este año. Igual que con el atún rojo hace una década, la Comisión y los participantes de las pesquerías se enfrentarán a una intensa presión pública a la hora de tomar las decisiones necesarias que requerirán que todas las partes y las flotas soporten los costes, algunos más que otros.
Una cosa está clara: para que tenga éxito, el nuevo plan debe incluir una cuota con una probabilidad mucho mayor de éxito que el plan actual, sin retrasar el plazo de recuperación. Para que sea efectivo, el plan debe incluir:
Además de las medidas urgentes necesarias para permitir que la población del atún patudo del Atlántico se recupere, la CICAA debe seguir avanzando: debe pasar de establecer cuotas a través de negociaciones tradicionales a un proceso que dependa de procedimientos de ordenación o estrategias de captura acordados previamente.
Cuando los legisladores implementan estos procedimientos, establecen una visión a largo plazo para la pesquería.
Como se observa en otras pesquerías, el cambio de una gestión reactiva a una proactiva es menos costoso, menos político y más eficaz.9 La CICAA considera al atún patudo del Atlántico, junto con el resto de atunes tropicales, poblaciones de peces prioritarias para el desarrollo de estos procedimientos de ordenación. La CICAA debe mantener su compromiso para implementar este nuevo enfoque antes de 2020, pero no debe permitir que el proceso se utilice como una excusa para retrasar las acciones críticas este año.
Es un año importante para la ordenación del atún patudo del Atlántico en la CICAA. Gracias a su experiencia con el atún rojo del Atlántico, la CICAA aprendió que las reducciones basadas en la ciencia en la captura y la capacidad tienen unos costes económicos a corto plazo, pero pueden derivar en la consecución de una recuperación más rápida y un mayor rendimiento. Aun así, los legisladores tendrán que tomar parte y el sector deberá aceptar su porcentaje de los costes para dar a la población una buena oportunidad para recuperarse. El éxito no solo significaría más atunes patudos en el mar, sino también más peces en la pesquería. También significaría que la CICAA ha vuelto a ser un líder en la ordenación de pesquerías, incluso cuando las cosas se ponen difíciles.