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Las estrategias de captura, también denominadas procedimientos de ordenación (PO) consisten en marcos de trabajo acordados previamente para que las pesquerías tomen las decisiones de ordenación (como fijar cupos). Aunque hay ciertas diferencias en los nombres y las definiciones según los distintos organismos de ordenación, todas las estrategias de captura incluyen los mismos elementos básicos: un programa de seguimiento; indicadores del estado y la salud de la pesquería, con puntos de referencia asociados; un método para evaluar el valor de los indicadores elegidos; y normas de control de capturas (HCR) que desencadenan acciones de ordenación, según si los indicadores claves están cerca de los puntos de referencia o los sobrepasan.
Esta herramienta de ordenación de pesquerías del siglo XXI ya se emplea para mejorar la ordenación de pesquerías nacionales e internacionales de todo el mundo (consultar Gráfico 1). Puede servir para poblaciones con pocos o muchos datos1. Con abundancia de datos, los indicadores a menudo se relacionan con la biomasa y la mortalidad por pesca de la población; el método de evaluación corresponde a un modelo cuantitativo, y la HCR aplicada se basa en el modelo. Con datos limitados, los indicadores suelen ser mensurables de forma directa; el método de evaluación puede ser un cálculo estadístico o algorítmico relativamente simple, y la HCR es empírica. Con esta clase de HCR, los datos determinan directamente las cuotas, en vez de que la HCR se ajuste a los resultados de una evaluación de población u otro ejercicio de modelado.
El proceso de evaluación de estrategia de ordenación (MSE) posibilita realizar pruebas de simulación para desarrollar estrategias de captura sólidas. Estos marcos de trabajo evalúan una variedad de estrategias de captura propuestas para demostrar científicamente cuál tiene más probabilidades de lograr los objetivos de ordenación, a pesar de incertidumbres de conocimientos ecológicos, seguimiento e implementación de regulaciones. La MSE necesita caracterizar esas incertidumbres, en lugar de ignorarlas, y determinar estrategias de captura que sean efectivas a pesar de ellas. Como no se puede anticipar y comprobar cada escenario posible, muchas estrategias de captura incluyen cláusulas de circunstancias excepcionales. Estas disposiciones ofrecen orientación sobre lo que debe hacerse ante situaciones que la MSE no probó, o que sobrepasan los escenarios para los que una estrategia de captura fue diseñada.
Las estrategias de captura sólidas y de precaución benefician tanto a peces como a pescadores. Emparejadas con un régimen de cumplimiento efectivo, contrarrestan la incertidumbre científica, la variabilidad natural y la influencia política. Este proceso ayuda a las poblaciones sobrepescadas a recuperarse, o bien mantiene a las poblaciones y las pesquerías en sus niveles objetivos. Las estrategias de captura firmes aumentan la transparencia y la previsibilidad de ordenación de pesquerías, lo que promueve una industria estable. También mejoran el acceso del mercado, ya que ciertos programas de certificación sostenible de productos marinos, incluido el Marine Stewardship Council (MSC), requieren que las pesquerías apliquen estrategias de captura.
La inspección de las estrategias de captura existentes exhibe la amplia gama de enfoques, y en qué consiste el éxito. A medida que los organismos de ordenación, incluidas las organizaciones regionales de ordenación pesquera (OROP) enfocadas en los atunes, desarrollan estas estrategias, los legisladores, los científicos y los actores pueden adquirir información a partir de revisar la concepción y los procesos de implementación de las estrategias de captura que se usan.
En 2011, la CCSBT adoptó un PO para el atún de aleta azul del sur, que se encuentra en las aguas del hemisferio sur2. Esta especie se encuentra entre los atunes más mermados y se menciona «en peligro crítico de extinción» en la lista de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En 2002, la organización comenzó a desarrollar un procedimiento de ordenación, después de que años de administración tradicional no lograran revertir el declive de población. En aquel entonces, los científicos proyectaban que la especie necesitaría más de una década para reabastecerse, incluso si se interrumpían todas las actividades de pesca. La estrategia tardó nueve años en desarrollarse, y los involucrados tuvieron que empezar de nuevo a mitad de camino, tras haber descubierto que una cantidad importante de capturas no se informaba. Administradores y científicos realizaron gran parte del trabajo en menos de cinco años, que involucró el desarrollo de una MSE y la negociación del PO.
Acordaron que el objetivo fundamental del PO sería reabastecer la biomasa de la población de desove (SSB) al 20 % de su nivel no pescado (es decir, 20 % de SSB0) para 2035. El PO determina cuotas para asegurar, por lo menos, un 70 % de probabilidades de éxito. Cabe destacar que, una vez que la población logre su nivel provisional, el 20 % de SSB0 se considerará el punto de referencia límite (PRL). Así, se adoptará un punto de referencia objetivo (PRO) a largo plazo, establecido según la SSBRMS, la biomasa de la población de desove que producirá el rendimiento máximo sostenible (RMS). Actualmente, se calcula que será del 24 % de la SSB0. Esto ilustra cómo las estrategias de captura se pueden diseñar y utilizar para reabastecer una población y, luego, modificarse para preservar a la población en el nivel objetivo.
El PO para el atún de aleta azul del sur contiene una HCR empírica. Se establecen cuotas para períodos de tres años sobre la base de dos fuentes de datos: una inspección aérea de los alevines y un índice de captura por unidad de esfuerzo (CPUE), con palangre, de los peces inmaduros, pero más grandes. La estrategia de captura también limita el cambio anual por encima o por debajo de la cuota, de 100 a 3000 Tm (toneladas métricas), equivalente grosso modo a un cambio máximo del 20 % entre años.
Desde 2011, cuando los administradores aceptaron la estrategia, las cuotas han aumentado anualmente, y la biomasa de los peces de 10 años o más ha aumentado del 5 % al 9 % del nivel no pescado, lo que demuestra el considerable éxito de este nuevo enfoque de ordenación.
La NAFO ordena poblaciones de peces en el océano Atlántico noroeste. En 2013, el organismo intergubernamental estableció el Comité Científico Conjunto de la Comisión de Pesquerías y el Grupo de Trabajo sobre Estrategias Basadas en el Riesgo3. El grupo lidera el desarrollo de estrategias de captura para las poblaciones administradas por la NAFO, que incluyen objetivos de ordenación y estadísticas de rendimiento, conforme a su marco de trabajo que se basa en el enfoque de precaución4. La NAFO ya ha implementado estrategias de captura para el bacalao y el fletán negro.
Sudáfrica usa los PO en muchas de sus pesquerías nacionales, a tal punto que se la considera una nación pionera. Por ejemplo:
En 1997, Nueva Zelanda comenzó a usar estrategias de captura en sus pesquerías de la langosta rocosa9. Tras una historia de altibajos con los enfoques tradicionales de ordenación, se decidió poner a prueba estrategias de captura con el fin de, primero, reabastecer las poblaciones y, luego, tener altas probabilidades de mantenerlas por encima de los niveles de referencia. Cinco de las diez áreas de langosta rocosa de Nueva Zelanda se ordenan con estrategias de captura, las cuales se revisan cada cinco años y se modifican según sea necesario.
Nueva Zelanda ordena las pesquerías nacionales con su Estándar de estrategias de captura de 200810, en el que estipula el diseño de estrategias de captura para asegurar el cumplimiento de los siguientes objetivos:
Aplicado a la langosta rocosa, el objetivo es la BRMS, o un sustituto del tamaño histórico de la población, de cuando esta tenía «buena productividad, y estaba demostrado que era seguro» (BREF). La BREF siempre equivale o supera a la BRMS. El límite flexible está definido como el 20 % de la SSB no pescada, o el 50 % del sustituto de la BREF, el que sea mayor; mientras que el estricto es el 10 % de la primera o el 25 % del segundo, también el que sea mayor. Es una buena práctica incluir sustitutos de la BREF porque, entonces, los límites pueden ser más conservadores que los predeterminados.
Los PO de cada una de las pesquerías reflejan sus circunstancias únicas. Las cuotas comerciales se fijan anualmente, según los niveles de la CPUE, aunque cada HCR varía un poco de las otras (consultar Gráfico 2).
Las estrategias de captura han funcionado bien para las poblaciones de langosta rocosa de Nueva Zelanda: solo una de las 10 áreas está por debajo del objetivo. De todos modos, esa población sigue considerablemente por encima de los límites flexible y estricto. Las otras pesquerías también han tenido buenos resultados conforme al Estándar de estrategia de captura: El 72,5 % de las poblaciones están por encima de su objetivo de ordenación; el 82,8 %, por encima de los límites flexibles, y el 94 %, por encima de los estrictos11.
En 2007, Australia adoptó una política de estrategias de captura para ordenar sus pesquerías nacionales12, la cual busca «mantener las poblaciones comerciales claves en niveles ecológicamente sostenibles, y, en este contexto, maximizar los retornos financieros para la comunidad australiana». Estos son los objetivos:
En el caso de las poblaciones que superan la BOBJ, las estrategias de captura específicas determinan la tasa de «diezma de pescado» hasta el objetivo. En el caso de las poblaciones entre la BOBJ y la BLÍM, administradores, científicos y actores trabajan para desarrollar una estrategia y recuperar la población, primero, hasta la BRMS y, luego, hasta la BOBJ. Si una población desciende por debajo de la BLÍM, se implementa un plan de reabastecimiento, si bien la acción de ordenación puede ser más grave, como el cierre de la pesquería —opción incluida en la estrategia de captura del langostino tigre13— o límites de pesca a un nivel que recupere la población durante cierta cantidad de años o generaciones. Para consolidar este enfoque, se puede clasificar a las poblaciones que están por debajo de la BLÍM como «dependientes de conservación», lo que exige que Autoridad de Ordenación de Pesquerías de Australia y el Ministerio para el Ambiente acuerden de forma conjunta el plan de reabastecimiento.
También se aplican puntos de referencia basados en la mortalidad por pesca. La FRMS es el PRL basado en la F predeterminada (FLÍM), pero la FLÍM disminuye si la población se encuentra por debajo de la BOBJ, con el fin de acelerar su recuperación. La FOBJ está estipulada como la tasa de mortalidad por pesca necesaria para mantener a la población en la BOBJ.
Una revisión integral de la política de estrategias de captura de Australia, llevada a cabo en 2013, concluyó que la política era «una iniciativa muy exitosa para mejorar la ordenación de las pesquerías del territorio»14. Actualmente, ninguna población con plena ordenación de la política se somete a la sobreexplotación pesquera, y muchas poblaciones antes sobrepescadas se han recuperado.
En 2009, Canadá adoptó un marco de trabajo para ordenar sus pesquerías nacionales con estrategias de captura15. Lo hace sobre la base de dos puntos de referencia relacionados con la biomasa: un punto de referencia superior de poblaciones (USR) y un punto de referencia límite (PRL). En combinación, estos dividen el estado de la población en tres categorías: saludables (B>USR), en precaución (PRL<B<USR) y críticos (B<PRL). La tasa de captura máxima se determina con un nivel menor o igual a la FRMS cuando la población está «saludable». Las tasas de captura se reducen cuando la población está «en precaución» y pueden llegar a cero en la zona «crítica». El punto de USR no es necesariamente el PRO, sino el indicador del estado de la población. Se fijan los valores predeterminados para el USR y el PRL en 0,8 de la BRMS y 0,4 de la BRMS, respectivamente. Por ejemplo:
La estrategia de captura del abadejo incluye una HCR empírica, cuyas cuotas se basan en los tres años más recientes de un estudio de investigación sobre abundancia de la población, en la medida que no se observen «circunstancias excepcionales» (consultar Figura 3).
La estrategia de captura se examina cada cinco años. Como respuesta menor abundancia durante los últimos años, la cuota se disminuyó en 2016-2017, sin controversias, de conformidad con el PO.
El PO del bacalao negro incluye una HCR basada en modelo. La HCR dictamina que las capturas deben disminuir linealmente desde el momento en que la biomasa caiga por debajo de 0,6 de la BRMS y deben llegar a 0 en 0,4 de la BRMS (consultar Gráfico 4). La HCR del bacalao negro también designa una cuota mínima de 1992 Tm, aproximadamente la mitad del nivel de captura justo antes de la adopción del PO, que se aplicó en el año de pesca de 2015-2016. El bacalao negro todavía está sobrepescado, pero la biomasa ha dejado de disminuir y mostró un leve repunte en 2016.
Desde 2000, el Consejo de Ordenación de Pesca del Pacífico (PFMC) ha ordenado con HCR sardinas y otras especies pelágicas costeras. La norma de control de capturas para las sardinas cerca de la costa oeste es la siguiente:
TAC19 = (Biomasa - Umbral) x Fracción x Distribución
Según esta ecuación, la Biomasa se calcula anualmente usando un modelo de evaluación de población; el Umbral es el menor nivel de la biomasa calculada en el que se permite la captura (es decir, 150 000 Tm), y la Distribución es un factor que toma en cuenta el porcentaje de la población presente en las aguas internacionales (es decir, el 87 %). La cuota y la F objetivo también se ven influenciadas por una variable ambiental: la Fracción se encuentra entre el 5 y el 15 %, según la temperatura de la superficie marina. Aunque el consejo de ordenación no la considera una MSE formal, esta HCR, con la ecuación para los valores de umbral y fracción, se desarrolló usando un riguroso ejercicio de modelado, que se realizó por primera vez en 1999 y se actualizó en 2012.
El valor de umbral garantiza un enfoque de precaución para ordenar la pesquería de sardinas, debido a su naturaleza de altibajos, y la importancia de las sardinas como peces forrajeros. Esta especie no se considera sobrepescada hasta que la biomasa caiga por debajo de las 50 000 Tm, pero la pesquería cierra, conforme a esta HCR, cuando la biomasa está por debajo de 150 000 Tm. Así, la HCR activa un plan de «reabastecimiento» antes de que la población se declare sobrepescada. Por eso, en la temporada 2015-2016, la pesquería cerró, pero, debido a la transparencia y predictibilidad de la HCR, la industria anticipaba el cierre y, en general, se mostró predispuesta. La pesquería de sardinas de la costa oeste estuvo cerrada desde la década de 1950 hasta la década de 1990, así que estas restricciones no se apartan de la norma, y se considera que la HCR está funcionando como debería.
Además, hay un tope del TAC de 200 000 Tm, con el fin de promover la estabilidad de la pesquería entre años y de proteger contra el desarrollo de una capacidad excesiva de captura en tiempos de biomasa alta o límites de captura inflados debido a errores en los cálculos de la biomasa.
Se emplea una versión de esta HCR, con modificaciones leves, para ordenar la pesquería de caballa del Pacífico de los EE. UU.
Estos estudios de caso demuestran que las estrategias de captura, cuando se diseñan adecuadamente y a través de un proceso riguroso que emplee una MSE, pueden servir en una gran variedad de situaciones biológicas y ecológicas, además de diversas estructuras de ordenación. El éxito de las estrategias de captura ha inspirado a los administradores de otras pesquerías a desarrollar las propias.
Estos pueden beneficiarse de las lecciones que aprendieron las pesquerías que ya implementaron estrategias de captura. Las OROP de atún, en particular, se enfrentan a problemas similares. A medida que desarrollen estrategias de captura, pueden optimizar el enfoque si coordinan y toman acciones complementarias. Ahora se han implementado HCR o estrategias de captura integrales para los atunes en los extremos de la ecología, la productividad y el tipo de pesquería (desde el bonito en el océano Índico hasta el atún de aleta azul del sur). No hay motivos para creer que no pueden aplicarse a todos los atunes.
Los ordenadores, los científicos y los actores relacionados con estas especies deben colaborar para acelerar el desarrollo de la estrategia de captura. Hacerlo promoverá una recuperación completa de las poblaciones agotadas y pesquerías sostenibles y rentables que abastezcan a mercados estables. El tiempo y esfuerzo invertido seguirá pagando dividendos durante mucho tiempo.