Los peces, como el resto de los animales, necesitan suficientes lugares para encontrar refugio y comida, crecer y reproducirse. Los hábitats marinos saludables aseguran un suministro sustentable de peces para pesquerías comerciales y recreacionales. Estos lugares esenciales, que incluyen los corales de fondos marinos, bosques de algas y montes submarinos, se encuentran amenazados. Las prácticas de pesca como el arrastre y dragado pueden dañar o destruir hábitats frágiles del fondo del océano. Mientras otras actividades como la evaluación sísmica, el dragado de costas, la instalación de granjas de parques eólicos, desarrollo de gas y petróleo y la producción de acuicultura están poniendo en riesgo cada vez más a los hábitats importantes de peces.
Los consejos regionales están obligados a trabajar con la División de Pesquerías de NOAA para identificar hábitats esenciales en las regiones y minimizar efectos adversos de equipos de pesca dañinos “en la medida que sea posible”. Muy a menudo, los oficiales regionales catalogan poco práctico las recomendaciones científicas sobre el tamaño de áreas protegidas o de limitar el uso de equipos de pesca dañinos. La división de Pesquerías de NOAA está obligada a recomendar maneras para minimizar el impacto de actividades no relacionadas a la pesca en hábitats de peces, pero las agencias federales relevantes, incluyendo el Cuerpo de Ingenieros de la Armada de los EEUU (U.S Army Corps of Engineers), no están obligadas a seguir estas recomendaciones. Al utilizar la ciencia como guía es posible balancear el impacto de la pesca y otras actividades con el beneficio de crear áreas seguras para los peces y así asegurar que se cuente con suficientes peces para capturar por décadas.
Como parte de la reautorización de la ley Magnuson-Stevens, el Congreso debería fortalecer la conservación de hábitats marinos al obligar a los administradores a:
El hábitat influencia la abundancia de peces de muchas maneras: ayuda a determinar hacia dónde van los peces, cuándo están allí, que tan bien se están reproduciendo o alimentando y que tan fáciles son de atrapar. No obstante, la reconocida importancia del hábitat para mantener una población de peces saludable no está bien integrada a los sistemas de manejo de pesquerías de los Estados Unidos. Identificar, conservar y restaurar el hábitat esencial es clave para mantener la producción de pesquerías.
Algunos consejos de manejo de pesca han tomado acciones positivas para proteger ciertas pesquerías y hábitats. En el 2005, el Consejo de Administración Pesquera del Pacífico Norte (NPFMC, por sus siglas en inglés) tomó una decisión histórica para proteger los corales de mares profundos de la pesca de arrastre en aproximadamente 280,000 millas náuticas cuadradas de océano alrededor de las Islas Aleutianas en Alaska – un área casi el doble del tamaño de California. Hasta 70% de las especies de peces comercialmente importantes en las Aleutianas estaban directamente relacionados con estos corales y esponjas marinas.1
Sin embargo, en otras partes las consideraciones a corto plazo pueden provocar daño al hábitat que puede tomar décadas e incluso siglos para revertir. Por ejemplo, en Nueva Inglaterra la presión política para abrir nuevas áreas de pesca que han sido cerradas para la pesca de arrastre de fondo ha aumentado desde los ’90. Estas áreas son vitales para la recuperación de peces demersales como el bacalao.2
Efectos de actividades que no están relacionadas a la pesca pueden ser igual de destructivas para los hábitats. En la Costa Este una propuesta exploración petrolera usando ruidosas explosiones de aire comprimido puede herir fauna silvestre y amenazar poblaciones importantes de peces. Estos estallidos pueden irrumpir en las áreas de desove, matando huevas de pescado y larvas, espantando peces de su hábitat preferido, poniendo en peligro sus posibilidades de reproducción y aumentado las oportunidades de ser atrapados por pescadores.3
Este resumen fue actualizado el 17 de junio de 2015 para reflejar refinamientos en el mensaje.