La salud del océano es vital para todas las formas de vida del planeta. El fitoplancton, que son plantas microscópicas que se encuentran en las áreas con luz solar de casi todos los océanos, genera cerca de la mitad del oxígeno de la Tierra, y la compleja interacción entre los océanos y la atmósfera sostiene a nuestro clima.1 Sin embargo, los océanos se encuentran en declive, en buena medida como resultado de las actividades humanas que están provocando el colapso de las pesquerías, la pérdida de la biodiversidad y la acidificación del agua de mar. La evidencia indica que, para frenar esta tendencia al declive, es necesario proteger una mayor porción de los océanos del mundo.2
En 2016, miembros de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, una autoridad global en materia del estado del mundo natural, adoptaron una moción en la que se recomienda a las naciones proteger el 30 % de sus aguas de toda actividad extractiva para el año 2030. Se ha demostrado que salvaguardar el espacio oceánico en las áreas marinas protegidas (AMP) ayuda a conservar la vida marina y los hábitats relacionados. La creación de AMP puede mejorar la salud de los océanos y brindarles múltiples beneficios a las personas cuyas vidas y tradiciones están vinculadas a esas aguas.
Un AMP es un área geográfica definida en el océano que es administrada para lograr la conservación de la naturaleza a largo plazo.3 En estas áreas, la pesca y otras actividades humanas están restringidas, lo que permite la recuperación de las poblaciones disminuidas y, al mismo tiempo, la protección de especies clave y hábitats vulnerables. Las AMP que comparten estas cinco características han demostrado tener el mayor impacto:
totalmente protegidas y sin actividades extractivas, bien reguladas, de más de 10 años de antigüedad, con más de 100 kilómetros cuadrados de extensión (38 millas cuadradas) y ubicadas en lugares aislados.4
Con el tiempo, las áreas totalmente protegidas dan como resultado más peces, peces de mayor tamaño y mayor biodiversidad.5 Estos beneficios se acumulan en distintos climas y se han observado en regiones tropicales y templadas.6
Las pesquerías se benefician de la creación de AMP. Las poblaciones de peces que crecen dentro de áreas total o fuertemente protegidas tienen más probabilidades de abastecer de peces adultos y larvas a otras áreas fuera de los límites del AMP. La propagación de vida animal desde las AMP sustenta o incrementa la captura de las pesquerías vecinas.7 Un estudio realizado en las Islas Galápagos (Ecuador) determinó que las aguas que rodean un AMP fomentan una mayor productividad del esfuerzo pesquero.8 Se ha demostrado que las AMP eficazmente ubicadas aumentan la biomasa de peces y ofrecen una vía hacia la recuperación de especies depredadoras, como los atunes y los tiburones.9 La protección de áreas clave de desove y criadero de especies vulnerables también puede ser altamente eficaz.10
La creación de AMP como herramienta de manejo de pesquerías ha estado atrayendo apoyo e interés, especialmente como resultado de su enfoque ecosistémico de ordenación. Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (UNFAO) demuestran que, entre 1974 y 2015, el porcentaje de poblaciones de peces que se capturan en niveles no sustentables se triplicó.11 Nueva evidencia sugiere que la regulación pesquera por sí sola no es suficiente para garantizar la sustentabilidad, por lo que es necesaria una combinación de acciones de ordenación de pesquerías y áreas totalmente protegidas.12
La sustentabilidad de la vida marina puede depender de qué tan bien conectados se encuentran las poblaciones y los ecosistemas oceánicos críticos. A medida que individuos pertenecientes a una especie se desplazan a otras áreas y se reproducen, preservan lo que se conoce como conectividad entre poblaciones. Las AMP contiguas o que incorporan distintos ecosistemas, por ejemplo, un área que protege el hábitat esencial de los peces, tales como el pasto marino, además del océano abierto, pueden preservar la interacción entre las comunidades marinas. Las AMP de gran tamaño y que incluyen hábitats múltiples, o las redes de AMP que protegen las rutas migratorias y los hábitats clave, pueden garantizar de mejor manera la conectividad de las poblaciones, lo que ayuda a fortalecer la resiliencia en un entorno cambiante.13
La falta de datos fehacientes sobre el movimiento de las especies altamente migratorias hace que sea más difícil determinar el rol y el beneficio de las AMP en la preservación de animales de gran movilidad, entre los que se encuentran algunos de los principales depredadores del océano. Si bien aún se está documentando el rango completo del hábitat de muchas de estas especies, las investigaciones científicas sugieren que es posible predecir sus movimientos. Por ejemplo, algunos estudios de marcado en tortugas laúdes, elefantes marinos del norte, tiburones salmón y tiburones blancos han descubierto que estas especies regresan una y otra vez a áreas específicas.14
La protección de las áreas que usan estos animales para desove y criadero podría ser altamente eficaz.15 Las especies pueden ser más vulnerables cuando se agrupan para desovar, alimentarse o migrar.16 La protección de estos hábitats para los peces migratorios mediante AMP puede reducir las amenazas en áreas específicas, del mismo modo en que se emplean las áreas protegidas pequeñas para proteger hábitats de alimentación para aves migratorias o las playas de anidación para las tortugas marinas.17
Las áreas protegidas pueden generar crecimiento económico a través del turismo. Por ejemplo, la reserva natural de la bahía de Hanauma, un área totalmente protegida en la isla hawaiana Oahu, recibe cerca de 3.000 visitantes por día, lo que la convierte en una de las playas más visitadas del estado.18 Se prevé que, en los próximos 50 años, la conciencia educativa que genera el centro para visitantes de la bahía redundará en cerca de USD 100 millones en valor agregado para la comunidad.19
La protección de hábitats como los arrecifes de corales puede traer beneficios significativos para las comunidades. Por ejemplo, el beneficio neto de los arrecifes de corales para la economía de Hawái está calculado en $360 millones anuales, lo que puede atraer inversiones científicas.20 Desde 2005, se han invertido más de USD 10 millones en investigación en el Monumento Marino Nacional de Papahānaumokuākea, otra área protegida de Hawái.21
Un número creciente de investigaciones científicas indican que las áreas marinas totalmente protegidas pueden ayudar a fortalecer la resiliencia frente a los efectos del cambio climático.22 Las alteraciones son de gran alcance e incluyen aumentos de la temperatura de la superficie del mar, la pérdida de arrecifes de coral por la acidificación del agua, la disminución de la productividad oceánica, cambios en la distribución de las especies e impactos sobre las pesquerías.23
Las AMP ayudan a fortalecer la biodiversidad y la diversidad genética, mejoran la retención de carbono e, incluso, aumentan la absorción de dióxido de carbono. La preservación de los manglares y los arrecifes de coral en las áreas costeras coadyuva a generar zonas de amortiguamiento ante tormentas, mientras que los humedales protegidos fomentan el almacenamiento y la retención de carbono a largo plazo.24 Las AMP generan ecosistemas más resilientes y, a su vez, garantizan el bienestar de las sociedades que dependen de la salud de los océanos.
Las AMP pueden jugar un papel significativo en el abordaje de las amenazas que enfrentan los océanos. Estas áreas pueden ayudar a incrementar la biodiversidad de los océanos, la abundancia en las pesquerías y las economías que dependen de ellas. El proyecto Legado para los Océanos de Pew Bertarelli trabaja junto con Gobiernos, comunidades locales, grupos de poblaciones nativas y otros aliados a fin de respaldar la creación de AMP en todo el mundo y ayudar a restablecer la salud de los océanos en beneficio de todos.