© Adam Baske
Las estrategias de captura, también denominadas «procedimientos de ordenación», representan la última generación de enfoques basados en la ciencia en cuanto a la ordenación de pesquerías. Cuando se desarrollan adecuadamente, las estrategias de ciclo completo comienzan, idealmente, con objetivos precisos de ordenación e incluyen el seguimiento de poblaciones tras la implementación, de manera que los administradores y los participantes tengan un sentido claro del mejor rumbo para los peces y las pesquerías.
Las normas de control de capturas (HCR) son el componente operativo de una estrategia de captura, en esencia, las pautas acordadas previamente que determinan cuánto se puede pescar, en función de indicadores sobre el estado de la población que se atrapa. Estos indicadores pertenecen a dos categorías, la empírica y la basada en modelos.
En cuanto a las normas de control de capturas empíricas, los indicadores provienen de una o más medidas directas de estado de población, como inspecciones de abundancia o cálculos sobre el esfuerzo de pesca, que se conoce como «índice de capturas por unidad de esfuerzo». En cuanto a las HCR basadas en modelos, el indicador suele constituir un nivel de abundancia calculado por un modelo de evaluación de población.
Las HCR varían desde estrategias básicas de captura constante —en las cuales los niveles de recogida no cambian— hacia complicadas normas de varios pasos que fijan capturas permisibles sobre la base de desencadenantes. A menudo, cuando el tamaño poblacional de una especie de pez alcanza un punto de referencia objetivo, se da inicio a la primera medida de gestión en una HCR. En otros diseños, no se tomarían acciones hasta que la pesquería alcanzara lo que se denomina «punto de referencia límite o desencadenante». Este nivel puede estar por encima o por debajo del objetivo y funciona como el desencadenante de medidas a partir de los objetivos de ordenación de la pesquería.
Existen cuatro tipos principales de HCR: norma constante, norma de umbral, norma por pasos y norma deslizante. Las acciones de ordenación para regular la pesquería pueden basarse en la captura, en el esfuerzo (p. ej.: días de pesca) o en la tasa de mortalidad por pesca (F). Las HCR también requieren modificar otros controles, como la longitud o la escala de vedas espaciotemporales, o bien límites de tamaño.
Actualmente, las organizaciones regionales de ordenación pesquera (OROP) que administran la pesca de atún se enfocan principalmente en normas de deslizamiento y por pasos a la hora de desarrollar las HCR. Una OROP de atún realizó un estudio en el que se comparaba la eficacia de las normas constantes y de deslizamiento, y concluyó que, en promedio, las deslizantes solían utilizar más el principio de precaución, lo que tenía como resultado mayor abundancia y niveles anuales de captura apenas menores1. Cuando se observaron específicamente las distintas normas de deslizamiento, las versiones que permitían niveles de captura mayores en el estado «sano», por lo general, requerían una intervención de ordenación más rigurosa al momento de alcanzar los puntos de referencia. Esta compensación provocaba mayor variabilidad entre años en la captura o en el esfuerzo.
Las normas de control de capturas ofrecen más beneficios que el enfoque tradicional de, primero, llevar a cabo evaluaciones de población y, luego, negociar los límites o cupos de pesca. Las acciones de ordenación acordadas previamente que se toman en respuesta a los indicadores de estado de población aumentan la eficacia y la transparencia de la ordenación. Además, ayudan a evitar costosas y difíciles negociaciones políticas.
Una vez que los administradores definen las HCR posibles, se puede aprovechar el proceso de evaluación de estrategias de ordenación (MSE) para determinar cuáles serían los mejores métodos para satisfacer los objetivos predefinidos de una pesquería. En especial, realizar una MSE puede comprobar la capacidad de la norma para funcionar ante una variedad de incertidumbres, lo que aumenta las probabilidades de lograr los objetivos pretendidos frente a las inevitables incógnitas en las pesquerías. Por esas razones, las cinco OROP de atún han desarrollado normas de control de capturas para las poblaciones dentro de su alcance (o lo están haciendo).