El océano Pacífico oriental alberga algunas de las pesquerías más productivas de modo constante en el mundo, incluidas las de numerosas especies de atún de gran valor comercial. Pero muchas de esas poblaciones de peces enfrentan amenazas crecientes como el cambio climático, la pesca ilegal no declarada y no reglamentada (INDNR) y la contaminación marina, entre otras.
Así pues, cuando la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) se reúna en Ciudad de Panamá (Panamá) del 2 al 6 de septiembre, deberá adoptar medidas para gestionar de forma más sostenible las pesquerías de atún, cuyo valor supera los 5.000 millones de dólares anuales. La CIAT también puede aprovechar la reunión de Panamá para reevaluar su forma de hacer negocios y adaptar su gestión a los drásticos cambios medioambientales que ya se están produciendo.
Esta acción sería bien recibida porque las organizaciones regionales de ordenación pesquera (OROP) del atún han tardado en adaptarse al cambio climático. La CIAT puede establecer un modelo de gestión eficaz incorporando el cambio climático en la toma de decisiones y adoptando herramientas como el monitoreo electrónico y las estrategias de captura para generar pesquerías resilientes.
En septiembre, los gestores de la CIAT deberían adoptar el plan de trabajo sobre el cambio climático que fue aprobado por su Comité Científico Asesor a principios de este año. Ese plan ayudaría a mejorar la resiliencia de las pesquerías, lo que incluye un enfoque más moderno de la gestión que tenga en cuenta todo el ecosistema, no solo una especie objetivo.
El enfoque más moderno se denomina evaluación de estrategia de gestión (MSE), una herramienta que los científicos y administradores pueden utilizar para simular escenarios climáticos y comprobar si las posibles estrategias de captura pueden mantener la sostenibilidad de una pesquería en esos escenarios. Los gestores de pesquerías utilizan las MSE para desarrollar estrategias de captura, normas preestablecidas que fijan y ajustan los límites de capturas, las temporadas de apertura y otros parámetros basados en la ciencia sin necesidad de nuevas negociaciones.
Además de ayudar a los gestores a elegir una estrategia de captura resiliente, las MSE también pueden promover la gestión de pesquerías basada en ecosistemas (EBFM), que incorpora la salud del ecosistema marino en la gestión al considerar tendencias más amplias, como el aumento de las temperaturas, y otros factores, como las relaciones depredador-presa, las especies no objetivo y zonas importantes como áreas de reproducción y alimentación.
Por ejemplo, el año pasado la CIAT adoptó una estrategia de captura para el atún blanco del Pacífico norte que tiene en cuenta los posibles cambios en la reproducción y el crecimiento de esa población de peces. Si los científicos demuestran que se alcanzan determinados niveles de reproducción y crecimiento, los límites de capturas y otras medidas para la pesquería se ajustarán automáticamente para ayudar a mantener la pesquería sostenible.
Sobre la base de ese éxito, la CIAT está elaborando actualmente una MSE para los atunes tropicales con el objetivo de adoptar una estrategia de captura del atún patudo el próximo año. Para apoyar estas iniciativas, la CIAT debería formar un grupo de diálogo entre científicos y gestores, similar a los establecidos en otras OROP, como la Comisión de Pesca del Pacífico Central y Occidental. Este grupo de diálogo formalizado fomenta la comprensión de la MSE y ayuda a avanzar en las deliberaciones para que, en última instancia, el grupo pueda recomendar a la Comisión una estrategia sólida de captura del atún patudo.
Por supuesto, las herramientas como las estrategias de captura y el EBFM son buenas en la medida en que sean buenos los datos que las sustentan. Para asegurarse de que dispone de los datos necesarios para hacer el mejor uso de estas herramientas críticas, la CIAT debería adoptar normas de monitoreo electrónico en su reunión de septiembre. El monitoreo electrónico utiliza tecnología, como cámaras y sensores, para aumentar la cobertura de los observadores humanos en el seguimiento de la actividad pesquera. Al adoptar normas, la CIAT contribuirá a ampliar la supervisión y la recopilación de datos en el mar, lo que es especialmente importante ya que el comportamiento de las especies sigue cambiando con el clima.
Pero incluso con medidas de gestión de base científica y una recopilación exhaustiva de datos, las OROP necesitan regímenes de cumplimiento sólidos para garantizar que sus medidas sean efectivas. En la reunión de Panamá de este año, la CIAT debería elaborar un plan de trabajo para mejorar su proceso de revisión del cumplimiento, que actualmente carece de una lista definida de infracciones graves y de medidas relacionadas para abordarlas. La Comisión debe garantizar que los Estados miembros y el público sepan exactamente qué ocurrirá cuando alguien infrinja las normas, lo que incluye especificar las medidas a adoptar en caso de reincidencia.
Al tomar todas estas medidas en su reunión de septiembre (adopción de un plan de trabajo sobre el cambio climático y medidas de gestión con base científica, recopilación de datos y cumplimiento), la CIAT avanzaría en la sostenibilidad a largo plazo de sus pesquerías y establecería un modelo a seguir para todas las OROP del atún en un mundo que cambia rápidamente.
Esther Wozniak trabaja en el proyecto de pesquerías internacionales de The Pew Charitable Trusts.