El mes pasado, la Decimotercera Conferencia Ministerial (CM13) de la Organización Mundial del Comercio (OMC) trató de promover nuevas normas para reforzar el actual Acuerdo sobre Subvenciones a la Pesca. El acuerdo, adoptado por los miembros de la OMC en junio de 2022 y aún pendiente de ratificación definitiva, prohíbe las subvenciones que permiten la pesca ilegal, la pesca de poblaciones de peces sobreexplotadas y la pesca de poblaciones de peces gestionadas fuera de altamar. En aquella ocasión, los miembros de la OMC también acordaron trabajar en disposiciones adicionales para limitar las subvenciones que incentivan “la sobrepesca y el exceso de capacidad”, términos que usa la OMC para referirse a la capacidad de una flota de capturar más peces de lo sostenible. Estas nuevas normas serían un gran paso para abordar las subvenciones, como las que pretenden reducir los gastos operativos y de capital, que a su vez pueden fomentar la sobrepesca.
La conferencia de este año, realizada en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), tuvo un buen comienzo con nueve países más que ratificaron el acuerdo de 2022; la incorporación a última hora de Sudáfrica a finales de la semana elevó el total a 71 miembros de los 110 necesarios para la ratificación. También hubo otros indicios prometedores: Fiyi presentó una propuesta sólida en nombre del Grupo del Pacífico para aumentar el alcance y el grado de ambición de las nuevas normas para limitar y reducir las subvenciones dañinas que los grandes financiadores proporcionan a su industria pesquera. Este enfoque no era nuevo, pero a los miembros les había resultado difícil llegar a un acuerdo en negociaciones anteriores. En esta ocasión, los miembros empezaron a buscar compromisos y a explorar contrapartidas para tener en cuenta sus preocupaciones.
El borrador de normas diseñado para mejorar el acuerdo de 2022 proporcionó un buen marco general para mejorar el grado de responsabilidad de los países y abordar los problemas de la sobrepesca por parte de las flotas pesqueras nacionales y la pesca en aguas distantes (cuando los países pescan fuera de sus propios territorios), haciendo hincapié en los grandes financiadores. Las normas incluían una lista de subvenciones prohibidas (por ejemplo, para combustible y construcción de buques) y presentaban una sólida excepción de gestión, en la que se pedía a los miembros de la OMC que proporcionan un nivel relativamente más alto de subvenciones que demuestren que cuentan con medidas de gestión eficaces para garantizar poblaciones de peces sanas a fin de poder seguir concediendo subvenciones. El borrador también incluía un requisito para que los miembros limiten las subvenciones a la pesca fuera de su propia jurisdicción, incluso en las aguas de un tercer país. Además, incluía flexibilidad para que los países en vía de desarrollo brindaran ayuda a los pescadores artesanales (y a la industria de su país en general) si su contribución global a la captura marina, que es la captura de especies naturales en el océano, era inferior al 0,8 %. Se incluyó una cláusula de revisión para evaluar la eficacia de las normas.
Un acuerdo habría contribuido sin duda a mejorar la sostenibilidad de los océanos, y habría demostrado que la OMC es capaz de superar otros desafíos comunes de envergadura mundial, como el cambio climático, la seguridad alimentaria y la contaminación por plástico.
Desafortunadamente, a pesar de prolongar un día la Conferencia Ministerial y retrasar varias veces la sesión plenaria de clausura, los miembros de la OMC no lograron alcanzar un consenso sobre las nuevas normas.
Los continuos retrasos dejan entrever la intensidad con la que deben haber trabajado la presidencia de las negociaciones y las delegaciones de los países para finalizar el texto, tratando de reducir la brecha entre las demandas contrapuestas mientras parecían estar cada vez más cerca de cerrar el acuerdo. Pero, al final, no todos los miembros pudieron ponerse de acuerdo sobre las normas adicionales; esta falta de prioridad a la sostenibilidad es un descuido que afectará a las comunidades que dependen de pesquerías saludables.
¿Y ahora qué?
Los miembros de la OMC no están exentos, de eso no cabe duda. Las normas definitivas están al alcance, por lo que los miembros deben renovar sus esfuerzos a fin de ratificar el acuerdo de 2022 para que entre en vigor y trabajar duro para alcanzar un consenso sobre las disposiciones adicionales que ayuden a poner fin a todas las subvenciones dañinas a la pesca lo antes posible. Las poblaciones de peces, las comunidades costeras y la salud de nuestro océano cuentan con que los miembros de la OMC hagan precisamente eso.
Ernesto Fernández Monge y Megan Jungwiwattanaporn trabajan en acciones conjuntas entre campañas dentro del marco del trabajo de conservación de The Pew Charitable Trusts.