Chile es un país que se extiende por 4.270 kilómetros de norte a sur. Esta particular geografía nos beneficia con una amplia gama de ecosistemas que van desde el desierto más árido del mundo a uno de los campos glaciares más importantes del planeta. Y aunque los esfuerzos de conservación se han centrado históricamente en la Patagonia, la designación del nuevo parque nacional—en una zona de gran altitud no lejos de la capital, Santiago—supone un paso importante para la protección de la naturaleza en el país.
Chile se ha destacado por lograr la protección de grandes porciones de mar—42% del océano—y más del 20% del territorio, concentrando un alto porcentaje de esas áreas protegidas en la Patagonia. Y hoy celebramos, porque se ha creado un nuevo parque nacional en la región más poblada de Chile y que hasta hace pocos días contaba con menos del 1% de las áreas protegidas del país.
Celebramos el nuevo Parque Nacional Glaciares de Santiago porque protegerá 75.114 hectáreas públicas ubicadas en la Cordillera de Los Andes, a solo una hora de la capital y que albergan 368 glaciares que proveen más de la mitad del agua que abastece a los capitalinos, y porque protegerá a más de 35 vertebrados terrestres, incluyendo el cóndor, el puma, el guanaco, y el águila chilena.
Pero también celebramos y valoramos que la creación de este parque haya sido empujada por una asociación de organizaciones y personas que vieron la oportunidad de reclamar al Estado la protección de este territorio para las futuras generaciones. La campaña #QueremosParque es una de las razones por las que hoy Chile cuenta con una nueva área protegida. Ellos, durante 4 años, lograron conseguir más de 200 mil firmas de apoyo y reunieron los logos de más de 200 organizaciones respaldando la solicitud de parque.
El propio Gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, reconoció el logro de conseguir este parque: “Este va a ser el parque más importante de Chile, por la cercanía a Santiago a que millones de personas puedan tener acceso a este espacio natural. Democratizar la belleza es poder acceder a estos lugares que nos pertenecen a todos. La montaña ha sido para los Santiaguinos nuestro patio trasero y hoy debe ser el jardín delantero”.
Pero el gobernador también reconoció una brecha: “Proteger los glaciares es necesario, pero no es suficiente”.
No es suficiente porque, tal como lo ha explicado la campaña #QueremosParque, el territorio fiscal que estaba sin destinación y que es susceptible a protección era de 142.000 hectáreas. El parque incluyó solo las altas cumbres del territorio, sobre los 3.600 metros de altura, dejando poco menos de la mitad del área sin protección.
Los valles de Olivares y Colorado quedaron fuera del parque, limitando el acceso al área protegida a quienes tengan las condiciones físicas y económicas de alcanzar los 3.600 metros de altura, pero además dejó fuera humedales de altura, que son los que albergan la biodiversidad del área. Es ahí además donde habita el gato andino (Leopardus jacobita), uno de los felinos más amenazados del mundo.
Los chilenos ven cada vez más valor en la protección de las notables áreas naturales del país y están volviendo a visitarlas tras la relajación de las restricciones impuestas por la pandemia COVID-19. Un ejemplo: Más de 3,5 millones de personas visitaron el Parque Metropolitano de Santiago en 2022, frente a las 300.000 de 2021.
Esperamos que esta buena noticia se complete pronto y se logre proteger las 66.886 hectáreas restantes de territorio público, para democratizar el acceso a espacios naturales y proteger el flujo del agua dulce que abastece a un alto porcentaje de la población de Chile. La mitad no es suficiente.
Francisco Solís Germani dirige el trabajo de The Pew Charitable Trusts en la Patagonia chilena.