Puerto Rico designa a más de la quinta parte de sus aguas como áreas protegidas. En estas reservas las ballenas migratorias van a parir, los coloridos arrecifes de coral albergan desde tiburones hasta peces loro y los peces en peligro de extinción, como el mero Nassau, van a desovar bajo la luna llena.
Las reservas marinas están planificadas para proteger los recursos mediante normas, por ejemplo, los límites por temporada para la pesca y la prohibición de extraer corales. Las áreas reciben a los investigadores, funcionan como atracciones turísticas, ayudan a sostener a los residentes locales que las usan para pescar, y albergan hábitats como los manglares que ayudan a fortalecer las costas ante las tormentas.
Alberto Mercado, gerente de programa de The Nature Conservancy en Puerto Rico, está trabajando para garantizar que las áreas protegidas sigan preservando el valioso patrimonio que impulsa las economías costeras de la isla.
Esta entrevista ha sido editada para lograr mayor claridad y adecuar su extensión.
R: Cuando estudiaba en la Universidad de Puerto Rico, solía levantarme a las tres de la mañana los fines de semana para caminar en la Reserva Natural protegida de Humacao y las playas cercanas con los guardabosques del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA). Controlábamos y protegíamos los lugares donde las tortugas ponían sus huevos. Siempre me asombró que los reptiles recorrieran distancias tan largas para anidar y que fuera la temperatura el factor que determinaba el sexo de las crías. Me di cuenta que estos animales solo eran una parte de un vasto mundo submarino de maravillas y que el área protegida ayudaba a proporcionarles una hogar. Como resultado fue natural para mi terminar la carrera de Biología y luego obtener una maestría en Administración de Políticas y Justicia en la Universidad Loyola de Nueva Orleans. Ahora estoy cursando el tercer año de Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.
El Caribe es increíble. En particular, las algas marinas y los corales son ecosistemas complejos que brindan alimento y refugio a numerosas especies. Se puede ver a las tortugas verdes marinas alimentándose de las algas que también le proporcionan alimento a los manatíes y sirven como criadero para los peces más jóvenes del arrecife. Y los corales albergan una variada vida silvestre: desde peces, langostas y cangrejos hasta pulpos y tiburones cerca de las costas de Puerto Rico. Estos hábitats son vitales para nuestras pesquerías y el turismo, y constituyen uno de los motivos por los que el gobierno ha creado 27 reservas marinas que abarcan más de 1.350 millas cuadradas, 19 de las cuales se extienden directamente desde las reservas en tierra al mar.
He tenido una serie de empleos en organizaciones no gubernamentales y oficinas del gobierno que me permitieron proteger recursos naturales y educar al público sobre este tema. Mientras trabajaba en el DRNA de Puerto Rico, fui asistente especial del secretario, director de la oficina de áreas naturales protegidas y silvicultor del estado. Estaba a cargo de todas las reservas, los bosques y las áreas marinas protegidas de las islas de Puerto Rico y representaba a nuestro territorio en los foros nacionales e internacionales. Esas experiencias me permitieron entender de primera mano los desafíos fundamentales que enfrenta nuestra isla y desarrollar las mejores estrategias para promover nuestra agenda de conservación.
Nuestros desafíos van desde la falta de personal para gestionar y hacer cumplir las normas ambientales hasta los viejos sistemas de alcantarillas que contaminan las aguas cercanas a la costa. Y un problema fundamental es la financiación. Puerto Rico ha sufrido el embate de los huracanes, la pandemia y los terremotos, y una crisis fiscal, entre otros problemas. Esto implica que hay muchas prioridades en competencia y no hay suficiente dinero para el medio ambiente, especialmente para las reservas marinas: no hay suficientes personas, equipos ni materiales para controlar y proteger nuestros límites marinos y los recursos vulnerables que tenemos.
En The Nature Conservancy, donde el foco está puesto en la conservación de los arrecifes de coral, las pesquerías sostenibles, la gestión de recursos marinos y abordar el cambio climático, estoy a cargo de una nueva iniciativa llamada Fondo de Áreas Protegidas Marinas y Costeras de Puerto Rico. The Pew Charitable Trusts está entre las organizaciones, junto con The Nature Conservancy, el DRNA de Puerto Rico, el Fondo de Biodiversidad del Caribe y el Programa de Conservación de Arrecifes de Coral de la Administración de Océanos y Atmósfera, que están colaborando para que la iniciativa pueda tomar impulso. Mi principal objetivo ahora es recaudar dinero de otras organizaciones no gubernamentales, de fundaciones de beneficencia y del sector privado además de algunos fondos asignados a Puerto Rico, para ayudar a manejar las áreas protegidas.
El dinero se utilizará para dar apoyo a la gestión de las reservas marinas, que puede abarcar desde la realización de investigaciones y control de la calidad del agua hasta la restauración de los hábitats. En el largo plazo, la supervisión adecuada del patrimonio marino beneficiará a la industria del turismo, a más de 1.000 pequeñas empresas asociadas con los recursos marinos y a todos los puertorriqueños porque el océano sostiene nuestra economía y nuestra forma de vida.
Mi pasión es proteger al planeta. Lucho todos los días solo para contribuir el equivalente a un granito de arena para conservar nuestros recursos naturales. Y nunca me daré por vencido hasta que los seres humanos entiendan lo importante que es proteger el medio ambiente. Tenemos mucho trabajo por hacer.