Nota del editor: El contenido de esta página se publicó antes de junio de 2023, cuando las Naciones Unidas adoptaron un tratado legalmente vinculante sobre la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad marina en áreas fuera de la jurisdicción nacional, también conocido como “tratado de altamar”.
Gracias a sus 6.435 kilómetros de borde costero, el impacto que tiene el océano en la vida de las personas en Chile no pasa desapercibido. En este contexto, el Embajador Waldemar Coutts, director de medio ambiente y asuntos marítimos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, trabaja para que el país sudamericano cumpla con sus compromisos ambientales y de conservación en distintos foros internacionales, donde Chile se ha posicionado como referente mundial y regional en la protección oceánica.
El liderazgo chileno en esta área tomará mucha más relevancia a medida que se retomen las negociaciones para crear un tratado internacional que proteja la biodiversidad marina en áreas fuera de la jurisdicción nacional—o la alta mar. Se espera que las negociaciones para este tratado culminen este año.
Esta entrevista ha sido editada para mayor claridad y brevedad.
R: Mi relación con el océano empieza de bien pequeño. Pasando largas vacaciones a la orilla del mar, practicando deportes en el mar, se crea una relación muy estrecha. También pasa por consumir y apreciar los productos del mar.
R: A medida que fui creciendo surgió otra dimensión: la de apreciar lugares prístinos. Es ahí donde por contraste conoces los efectos adversos de las actividades humanas que vemos comúnmente a través de la basura plástica que encuentras en ciertas playas. Luego tomé conciencia del papel fundamental que tiene el océano como regulador climático y sumidero de carbono. También empecé a entender el concepto de sostenibilidad y su papel equilibrador entre la producción, protección y prosperidad. En suma, el océano es fundamental para la vida humana en el planeta, desde todo punto de vista.
R: Creo que es un enfoque gradual que cada vez cobra mayor visibilidad. Aún queda una vasta área del océano por explorar y hay mucho espacio en el desarrollo de la investigación científica. Cada día aprendemos más, y cada día quienes toman las decisiones políticas cuentan con mayores insumos. Es un proceso de aprendizaje para todos.
R: La preocupación por la conservación de los océanos es un tema que cada vez cobra mayor relevancia porque, gracias a la ciencia, la urgencia del problema ha sido más visibilizada y ahora la gente puede relacionar algunos efectos climáticos con el océano. Tengo la convicción de que un acuerdo de estas características no solo es importante para Chile y la región latinoamericana, sino que, para el mundo, puesto que es de conocimiento general la importancia que tiene el océano para la sobrevivencia de la humanidad, y es esto lo que nos estamos jugando si no entendemos que ya no tenemos tiempo para seguir discutiendo, es hora de actuar.
R: Para Chile existe un claro vínculo entre el futuro tratado de alta mar para proteger la biodiversidad marina más allá de las jurisdicciones nacionales (BBNJ, por sus siglas en inglés) y el objetivo del 30% de protección al 2030. En efecto, como lo señalamos durante la Cumbre Virtual de Líderes sobre el Clima organizada por el Presidente Joe Biden, Chile se compromete a adoptar la meta de proteger el 30% del océano para el 2030, bajo el Convenio sobre la Diversidad Biológica, pero considerando que la negociación de BBNJ es fundamental para poder establecer una red de áreas marinas integrales, intersectoriales, plena y altamente protegidas en la alta mar, que permitan alcanzar esa meta de protección.
R: En particular debemos aprender justamente de lecciones del pasado, de lo que ha resultado bien o no tan bien en el desarrollo de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, finalizada en 1982. Los tiempos actuales, nos exigen tratados modernos y eficaces, con estructuras institucionales funcionales y ajustadas a la urgencia climática y ambiental, en la cual el océano juega un rol clave. Sobre todo, su cumplimiento con responsabilidad es fundamental porque necesitamos un tratado que dé cuenta de su implementación por parte de los estados que formen parte de este. Y por ello, por ejemplo, un comité técnico de cumplimiento es un órgano subsidiario muy importante, así como una estructura global adecuada; una Conferencia de las Partes, secretaria funcional, y comités científicos, entre otros. Necesitamos un tratado cuyas disposiciones se apliquen apenas entre en vigencia.
R: Primero debemos tener la certeza de que se concretará la cuarta conferencia intergubernamental este año. En segundo término, creo que, por el contenido y alcance del acuerdo, era y sigue siendo difícil que pueda ser adoptado en cuatro conferencias. Debemos tener presente que las materias contenidas en el paquete de acuerdos de esta negociación, por sí solas podrían generar cuatro acuerdos. Me refiero a herramientas de gestión basadas en zonas geográficas, recursos genéticos marinos, evaluación del impacto ambiental y creación de capacidades y transferencia de tecnología marina. Sin embargo, debemos mantener el momento político, y en este sentido las ONGs y la sociedad civil están haciendo un trabajo importante para apoyar a las negociaciones. De igual forma el trabajo virtual entre las sesiones de negociación organizado por Rena Lee de Singapur, quien preside la Conferencia Intergubernamental, ha sido también muy positivo. Por último, es necesario lograr un tratado que permita materializar un equilibrio verdadero entre conservación y uso sostenible del océano, y que garantice un océano saludable para el futuro.