Incluso en un año durante el cual las negociaciones relativas a las políticas se complicaron por la pandemia del COVID-19, los organismos de ordenación pesquera tienen oportunidades de avanzar en cuestiones críticas. Para ese fin, la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) debe avanzar con las medidas orientadas a mejorar el monitoreo de capturas durante las reuniones virtuales que tendrán lugar del 30 de noviembre al 4 de diciembre. En esta reunión anual, la CIAT tomará decisiones relativas a la ordenación que afectarán el futuro de las pesquerías en el Océano Pacífico Oriental, incluidas las decisiones para el atún aleta azul del Pacífico y atunes tropicales.
Según un informe nuevo publicado por The Pew Charitable Trusts, las pesquerías de atún en el Océano Pacífico Oriental estuvieron valoradas en USD 5.100 millones en el punto final de venta en 2018, de los cuales el atún aleta azul del Pacífico y los atunes tropicales representaron USD 4.800 millones, lo que evidencia claramente la importancia económica de las dos pesquerías más valiosas de la CIAT. Una demanda tan alta de productos de atún podría fomentar la pesca ilegal y no declarada en el Océano Pacífico Oriental.
Esta situación pone de manifiesto la alta importancia de monitorear la actividad pesquera para promover pesquerías saludables y resilientes. Sin embargo, en un esfuerzo por limitar la propagación del coronavirus, la CIAT y varias otras organizaciones regionales de ordenación pesquera (OROP) suspendieron o bien modificaron temporalmente el requisito que les exige a los buques pesqueros tener observadores humanos a bordo para monitorear la actividad pesquera. La CIAT, en base a un análisis caso a caso, está eximiendo a los buques del cumplimiento de ese requisito, cuando estos no pueden tener observadores a bordo debido a los protocolos de salud y seguridad de los observadores establecidos por sus Gobiernos. Incluso antes de otorgar estas exenciones a causa de la pandemia, la cobertura de observadores humanos en la CIAT estaba muy por debajo del valor mínimo del 20 % de los viajes de pesca que recomiendan los científicos de la Comisión para garantizar la sostenibilidad de las pesquerías. Por eso, la CIAT, junto con otras OROP, deberían adoptar más programas de monitoreo electrónico (ME) integrales para poder monitorear y gestionar de manera más eficaz las poblaciones de peces en esta nueva normalidad.
El ME implica el uso de computadoras, sensores de aparejos y videocámaras para monitorear y registrar la actividad pesquera en tiempo real. Si bien la presencia de observadores humanos siempre será necesaria para obtener información científica puntual (por ejemplo, la recolección de muestras de tejidos), complementarla con el ME colaboraría con la investigación y las evaluaciones de población de la CIAT. El ME también sirve para garantizar el cumplimiento con los requisitos de la CIAT sin comprometer más la seguridad de los observadores ni atentar contra la rentabilidad de los buques.
En cumplimiento del compromiso de 2019, la CIAT redactó una propuesta para desarrollar estándares mínimos de ME, la cual fue revisada durante la reunión científica de la Comisión a principios de año. Teniendo en cuenta que la necesidad de ME es actualmente mayor que nunca (en especial, para los atunes tropicales y para el atún aleta azul del Océano Pacífico Oriental, que se capturan en niveles muy altos), la CIAT debería adoptar un plan, durante su reunión anual, en el cual se describan los objetivos y los elementos clave necesarios para aplicar un programa de ME integral. Asimismo, debería organizar un taller sobre ME a principios del año próximo a fin de darles a los miembros el tiempo necesario para finalizar el programa, de modo que este se pueda adoptar durante la reunión anual de la CIAT de 2021.
Aunque es cierto que la magnitud de la crisis sanitaria mundial de 2020 no tiene precedentes, las OROP no deben permitir que la pandemia implique descuidar su responsabilidad de proteger las pesquerías y la viabilidad a largo plazo del sector pesquero.
Grantly Galland, Macy Placide y Esther Wozniak trabajan en el programa de pesquerías internacionales de The Pew Charitable Trusts.