Lo que queda de 2020 va a ser crucial para los responsables políticos en lo que a las pesquerías europeas se refiere. El Brexit probablemente no haga más que complicar los esfuerzos de los ministros por alcanzar un acuerdo sobre las medidas a adoptar para lograr una pesca sostenible, que en muchas zonas requerirá la recuperación de las poblaciones de peces agotadas.
Puesto que la Unión Europea (UE) y el Reino Unido todavía no han alcanzado un acuerdo respecto al futuro marco pesquero, no está claro cómo se van a gestionar las poblaciones de peces compartidas por las dos partes. Lo que sí está claro es que los líderes de la UE y el Reino Unido deben esforzarse más por avanzar en sus negociaciones para poner fin a la sobrepesca si pretenden cumplir sus obligaciones internacionales y el compromiso público que han declarado.
Los líderes de la Unión Europea han situado la restauración del medio natural en primera línea de sus agendas políticas, concretamente a través del Pacto Verde Europeo y la Estrategia sobre Biodiversidad, que establecen los ambiciosos objetivos de recuperar los ecosistemas y de lograr un futuro sostenible para la industria europea. Al otro lado del canal, el gobierno del Reino Unido declaró en su informe técnico su compromiso de convertirse en "líderes mundiales en gestión de pesquerías" tras el Brexit.
Desde la reforma de la Política Pesquera Común (PPC) de la UE en 2013, se han hecho algunos progresos en lo que se refiere a la recuperación de las poblaciones y en adaptar la presión pesquera a las recomendaciones científicas. Sin embargo, el plazo para cumplir las normas ha vencido. El análisis de Pew muestra que en la reunión del Consejo de Agricultura y Pesca celebrada en diciembre, los ministros establecieron unos totales admisibles de capturas (TAC) un 46% por encima del nivel recomendado por los científicos, una cifra que supone un aumento en comparación con el 41% del año anterior.
En las reuniones del Consejo de este año, la incertidumbre será considerablemente mayor que en los años anteriores. Debido al Brexit, los límites de capturas de más poblaciones deberán negociarse entre países pertenecientes y no pertenecientes a la UE. Hasta 100 poblaciones previamente gestionadas por la PPC, están ahora sujetas a las negociaciones entre la UE y el Reino Unido. Aunque no está claro cuándo tendrán lugar las negociaciones sobre los límites de capturas o en qué formato se realizarán, es imperativo que la conservación y la gestión conjunta y sostenible de las poblaciones de peces por parte de la UE y el Reino Unido tengan prioridad frente a otros asuntos.
Mientras tanto, el plazo establecido hasta el 1 de julio para un acuerdo marco entre la UE y el Reino Unido sobre la gestión de las poblaciones de peces compartidas ha vencido, y los avances a ese respecto siguen siendo muy lentos. En una comparecencia ante un comité de la Cámara de los Lores, el ministro de Medio Ambiente británico, George Eustice, advirtió que las negociaciones sobre el acuerdo podrían alargarse hasta diciembre, otra señal de la incertidumbre política en torno a la gestión de la pesca europea.
La UE ha señalado que este acuerdo marco debería incluir la obligación de establecer límites de pesca a niveles sostenibles. Resulta preocupante que, pese a haber declarado su intención de convertirse en un líder mundial en sostenibilidad oceánica, el Reino Unido no haya reflejado este compromiso en su posición negociadora para un futuro acuerdo con la UE, sobre todo teniendo en cuenta que este requisito no aparece en su nuevo proyecto de ley de pesca.
Uno de los puntos más conflictivos es cómo deben dividirse las cuotas. La UE quiere establecer cuotas basadas en la estabilidad relativa, donde la proporción de cada cuota se determina en función de las capturas históricas. El Reino Unido quiere adoptar un enfoque de «asignación zonal», en el que la cuota de un país para una población esté en correlación con la proporción de esa población en las aguas del país. Sus líderes quieren, además, que los accesos y las cuotas se negocien anualmente.
Pew ha formulado una serie de principios rectores que deberían conformar el eje de cualquier acuerdo de pesca entre la UE y el Reino Unido. La adopción de estas recomendaciones contribuiría en gran medida a mitigar el riesgo de la sobrepesca de las poblaciones compartidas.
Entonces, ¿dónde deja eso a las pesquerías europeas a medida que nos acercamos a un periodo decisivo? El principio fundamental de que la sobrepesca debería haber terminado en 2020 se mantiene invariable. Los líderes de la UE y del Reino Unido no deben utilizar la incertidumbre política como excusa para evitar poner la sostenibilidad en el eje de la gestión pesquera; de hecho, hacerlo minaría la confianza en su capacidad para cumplir sus promesas.
Para la UE, poner fin a la sobrepesca en 2020 fue uno de los pilares de sus reformas de la PPC, y debe cumplir con ese compromiso. Para el Reino Unido, no situar la sostenibilidad en el eje de su política en su primera prueba posterior al Brexit socavaría gravemente la intención declarada por el gobierno de establecer el estándar de referencia para la gestión sostenible de la pesca.
Aunque las negociaciones del TAC entre la UE y el Reino Unido atraerán la mayor parte de la atención política y pública este año, no son las únicas negociaciones pesqueras importantes que van a tener lugar. Los límites de capturas para las especies y poblaciones de aguas profundas en el Mar Báltico se decidirán en reuniones separadas del consejo en otoño. Los límites de capturas para importantes poblaciones pelágicas como la caballa se decidirán en las negociaciones de los estados costeros de la Comisión de Pesquerías del Atlántico del Nordeste (CPANE), y varios límites del Mar del Norte se decidirán entre la UE, el Reino Unido y Noruega.
Los ministros del Atlántico nororiental se enfrentarán a decisiones difíciles relacionadas con poblaciones de peces gravemente mermadas, incluidas las de especies económicamente valiosas como el bacalao y la solla, que se encuentran en niveles preocupantemente bajos por haberles establecido, durante años sucesivos, límites de captura por encima de los niveles científicamente recomendados. En el Báltico, poblaciones como las del bacalao del Báltico oriental y el arenque del Báltico occidental se encuentran en unas condiciones tan lamentables que el consejo científico exige cero capturas.
El resultado de que los responsables políticos sigan, año tras año, desoyendo las medidas necesarias para recuperar estas poblaciones de peces es que las mismas siguen estando por debajo de los niveles biológicos seguros y que, en varios casos, continúan disminuyendo, haciendo que decisiones ya de por si complicadas sean aún más difíciles. Siguiendo las recomendaciones científicas, los ministros pueden comenzar el proceso de recuperación de estas valiosas poblaciones.
Para mantener sus ambiciosos planes de restauración del medioambiente, los líderes de la UE y el Reino Unido deben demostrar su capacidad de liderazgo poniendo fin a la sobrepesca en sus propias aguas y entre sus socios regionales.
Jonny Hughes trabaja en la campaña de The Pew Charitable Trusts para acabar con la sobrepesca en el noroeste de Europa.