Desde los emblemáticos atunes rojos del Atlántico, el Pacífico y los océanos australes hasta el atún listado y el rabil, más pequeños y comunes, los atunes atraviesan el océano todo el año como depredadores y como presas, satisfaciendo los vínculos vitales de las redes alimenticias marinas. Con un valor de más de 42 000 millones de dólares estadounidenses al año, la captura de las siete principales especies de atún es también esencial para las economías costeras, ya que sustenta las pesquerías y los trabajos comerciales de todo el mundo.
Cada 2 de mayo se celebra el Día Mundial del Atún, que debe servir como una mayor motivación para destacar la importancia de estos peces en el ecosistema marino, así como en la economía global.
Sin embargo, a pesar del valor medioambiental y comercial, las organizaciones regionales de ordenación pesquera (OROP), que son responsables de determinar cuánto atún puede pescarse en el océano para garantizar unas poblaciones saludables, no han tenido mucho éxito en la tarea de asegurar la sostenibilidad a largo plazo de estos peces.
El atún rojo del Atlántico, el atún patudo del Atlántico y el atún rojo del Pacífico valen en conjunto miles de millones de dólares al año, en gran medida porque tienen mucha demanda para la venta de sushi y sashimi de gran calidad. Lamentablemente, dicha demanda, junto con una mala toma de decisiones por parte de las OROP, ha llevado a la sobreexplotación pesquera y el agotamiento de estas poblaciones.
La Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA), que gestiona el atún rojo del Atlántico y el atún patudo, durante muchos años ha tomado decisiones que amenazan la recuperación de la especie y la sostenibilidad de las pesquerías. En cierto momento, la ordenación de la CICAA del atún rojo del Atlántico fue tan irresponsable que una revisión independiente tildó la organización como una “desgracia internacional”. En la última década, los miembros de la CICAA han trabajado para acordar un plan de recuperación que dé como resultado el aumento de la abundancia de atún rojo. No obstante, en 2017 y 2018, la CICAA retrocedió drásticamente al incrementar las cuotas de pesca (aunque no había confirmación de que las poblaciones de atunes del Atlántico se hubieran recuperado completamente) y eliminar las medidas de supervisión y control que podrían haber evitado la sobrepesca y la actividad ilegal.
La mala ordenación del atún rojo del Atlántico demuestra la necesidad de abordar las otras pesquerías en el área de la Convención con más cautela. Sin embargo, la ordenación del patudo por parte de la CICAA no ha sido mucho mejor. Aunque la población de atún patudo del Atlántico está altamente agotada, la cuota actual sigue siendo demasiado alta y las normativas no se están implementando. El pasado año, los administradores de la CICAA no consiguieron acordar un plan de recuperación y en realidad flexibilizaron aún más las normas de pesca. Esto podría llevar a una sobreexplotación pesquera aún mayor del atún patudo del Atlántico y a una recuperación aún más tardía.
En el Océano Pacífico, la Comisión de Pesca del Pacífico Central y Occidental (WCPFC, por sus siglas en inglés) y la Comisión Interamericana del Atún Tropical (IATTC, por sus siglas en inglés) acaban de adoptar recientemente un plan de recuperación a largo plazo para el atún rojo del Pacífico, cuya población ha caído más de un 96 % de su punto máximo histórico debido a décadas de sobreexplotación pesquera.
Ha llevado años que los administradores de la WCPFC y la IATTC reconozcan públicamente el problema y acepten el plan, e incluso el grave agotamiento de las especies no ha evitado que algunos países propongan un aumento de la captura. Para empeorar las cosas, el plan no es ambicioso y solo exige que el atún rojo del Pacífico se recupere únicamente un 20 % de su nivel histórico antes de 2034, un plazo largo para un pez que puede reproducirse rápidamente y, si se gestiona de forma correcta, podría recuperarse mucho más durante ese periodo. Otras especies, como el rabil del océano Índico, también están en peligro debido a una ordenación laxa.
Siguiendo con la tónica de establecer límites de captura de forma anual, a menudo los administradores de todas las OROP se ven influidos por la demanda a corto plazo de las operaciones y los mercados de pesca, en lugar de la necesidad de fomentar pesquerías saludables a largo plazo y, por tanto, no consiguen tomar decisiones preventivas.
Las OROP necesitan dejar atrás el actual sistema de cuotas con poca perspectiva y adoptar un nuevo enfoque para gestionar las pesquerías de forma sostenible: procedimientos conocidos como "estrategias de captura" que utilizan modelos basados en la ciencia para establecer límites de pesca acordados previamente que cambien automáticamente en función de la salud de las poblaciones de peces. Algunas OROP de atún están empezando a utilizar estrategias de captura, por ejemplo, para el atún rojo del sur y el bonito del Atlántico norte, pero la transición tiene que ser más rápida y difundida entre los organismos de ordenación del atún.
Al utilizar estrategias de captura para acordar objetivos como la recuperación de una población sobreexplotada, el mantenimiento de la captura actual o el aumento de los beneficios de la pesca, las OROP se libran de tener que tomar decisiones anuales sobre cuotas y pueden centrarse en la sostenibilidad a largo plazo. A medida que las OROP avanzan con esta labor, The Pew Charitable Trusts seguirá trabajando para garantizar que las estrategias que adoptan sean sólidas, cautelares, se basen en la ciencia e incluyan la sostenibilidad como pilar de la ordenación pesquera.
El Día Mundial del Atún es el momento perfecto para reconocer por qué esta increíble especie debe pescarse de forma sostenible. Con ayuda de una implementación correcta de las estrategias de captura, las OROP pueden garantizar que los atunes y las pesquerías de atún prosperen en los próximos años.
Amanda Nickson dirige el trabajo de pesca internacional para The Pew Charitable Trusts.