El enorme desafío de ayudar a la recuperación de la mermada población de atún patudo del Atlántico al que se enfrentan los administradores del océano Atlántico es en gran medida autoinflingido. En su reunión anual de 2018, la CICAA (Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico), formada por 52 gobiernos, no consiguió adoptar un plan de recuperación del patudo del Atlántico a pesar de que los científicos de la comisión advirtieron clara y firmemente de la necesidad de reducir las capturas de forma inmediata y considerable y de abordar la creciente mortalidad de peces jóvenes asociada con la pesca con dispositivos de concentración de peces. La negativa a adoptar un plan de recuperación conlleva consecuencias importantes para esta valiosa población: Según los propios científicos de la CICAA, actualmente la población del patudo del Atlántico tiene aproximadamente 60 veces más probabilidades de colapsar que de recuperarse en los próximos 15 años.
Los gobiernos miembros de la CICAA deben intentar alcanzar un acuerdo sobre la gestión del patudo en la reunión anual de la comisión que tendrá lugar en noviembre. No será tarea fácil. Los administradores se enfrentan a otros asuntos pendientes del año pasado como, por ejemplo, llegar a un consenso sobre la gestión del aguja azul; asimismo, deben abordar una nueva ciencia para el rabil, el aguja blanca y los marrajos dientusos.
Con tal cantidad de trabajo importante por hacer, los miembros de la CICAA necesitan empezar a negociar (formal o informalmente) ahora, mucho antes de la reunión anual. Esa es la única forma posible de encontrar soluciones para detener las capturas excesivas del patudo del Atlántico y el rabil del Atlántico. De lo contrario, la CICAA volverá a la situación en la que se encontraba en 2008, cuando una revisión independiente se refirió a la comisión como una “desgracia internacional” y la pesca ilegal descontrolada y la sobreexplotación pesquera del atún rojo del Atlántico amenazaron seriamente con la prohibición del comercio internacional. Para evitar este retroceso, harán falta sacrificios de todas las flotas pesqueras, independientemente de su historial, del arte de pesca que utilicen o de su puerto base.
La buena noticia es que existe una solución para gestionar mejor los atunes, los marlines, el pez espada y otras especies de las que es responsable la CICAA. Las estrategias de captura (o los procedimientos de ordenación) permiten a los científicos, los administradores y las partes interesadas colaborar en el diseño, la prueba y la implementación de medidas que cambien automáticamente los niveles de captura permitidos en función de la salud de las poblaciones de peces. Cuando se implementan con éxito estrategias de captura, la ordenación de pesquerías se enreda menos con la fijación de los límites anuales de captura y, en su lugar, se basa en la ciencia más novedosa y disponible. La CICAA se ha comprometido en hacer la transición a las estrategias de captura y ha adoptado una para el atún blanco del Atlántico Norte. El desarrollo de estrategias de captura para el atún rojo del Atlántico y el pez espada del Atlántico Norte está muy avanzado.
Por desgracia, el desarrollo de estrategias similares para los atunes tropicales está en suspenso, a pesar de que los miembros de la CICAA continúan con la sobrepesca de estas poblaciones de peces. Por lo tanto, la comisión debe empezar a adoptar rápidamente estrategias de captura para el patudo y el rabil y, mientras esperan a que desarrollen dichos procedimientos, deben reducir los límites de captura y tomar medidas para garantizar que se respeten. Eso colocará al patudo y al rabil en el camino hacia la sostenibilidad. La recuperación de estas poblaciones requerirá trabajo y duras negociaciones, que deben empezar ya.
Grantly Galland es responsable del proyecto de conservación global del atún para The Pew Charitable Trusts.