Para ayudar a las mujeres que trabajan en pesquerías, la OMC debería eliminar las subvenciones dañinas

Según los expertos, los pagos benefician a las flotas industriales y no a las comunidades costeras

Para ayudar a las mujeres que trabajan en pesquerías, la OMC debería eliminar las subvenciones dañinas

No es ningún secreto que las mujeres, en especial aquellas de los países en vías de desarrollo, realizan muchas de las duras e ingratas tareas que les permiten a las sociedades seguir funcionando. El sector pesquero no es la excepción. En conmemoración del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), The Pew Charitable Trusts conversó con Dyhia Belhabib, doctora en Filosofía y administradora del programa para Pesquerías Comunitarias de Ecotrust Canada. Belhabib ha trabajado con mujeres de comunidades pesqueras artesanales de todo África Occidental. 

Una manera de ayudar a mejorar las condiciones para las mujeres y todos los trabajadores de pesquerías de pequeña escala es eliminar las subvenciones dañinas a la pesca: los $20.000 millones por año que les pagan los gobiernos principalmente a los pescadores industriales para compensar ciertos costos, como combustible, equipamiento y construcción de buques. Dichas subvenciones pueden ser dañinas para las poblaciones de peces, ya que promueven la pesca más allá de los límites sostenibles.

P: ¿Qué la llevó a involucrarse en la conservación de los océanos?

R: Crecí en Tazmalt, un pequeño pueblo de Argelia situado a 100 kilómetros (62 millas) del mar. Vivíamos en una sociedad semiconservadora. A los 14 años, estaba comprometida con un hombre franco-argelino que quería que trabajara en un banco.  Pero había algo que no me terminaba de calzar. Así que decidí terminar mi relación y concentrarme en mis estudios. Luego de aprobar Le Baccalauréat [diploma de bachillerato otorgado por el Ministerio de Educación Nacional de Argelia], vi que lo que quería era una carrera que nada tenía que ver con la banca. Con el tiempo, me involucré con la ciencia marina, que estudié en el Institute for Marine Sciences and Coastal Management en Argel.

P: ¿Cuándo se dio cuenta de que esto se iba a convertir en su trabajo permanente?

R: Las cosas comenzaron a cambiar cuando empecé el trabajo de campo en Bugía, Argelia, por una tesis que estaba preparando sobre camarones. Conocí a un pescador de pequeña escala que se lamentaba porque no tenía con qué alimentar a sus hijos. Este hombre me mostró un arrastrero en el horizonte y señaló que los grandes buques pesqueros se llevaban su comida. Por primera vez en mi vida, pude ver el aspecto socioeconómico de la pesca, y entendí que tenía una importancia valiosísima. No solo en relación con la protección del medioambiente, sino también para los seres humanos. Entendí que, si se quiere proteger la pesca, se debe proteger también el sustento de aquellos que dependen de la pesca. Además, también me atrajo el desafío de ser una mujer en este ámbito. Me sentí valiente y rebelde. Una vez nos embarcamos en un arrastrero para realizar un sondeo acústico por 15 días. Había 40 hombres y solo 4 mujeres. No hay muchas mujeres en Argelia con un título en Ingeniería que puedan fabricar una red de arrastre y pescar con ella.

P: ¿Cuándo se dio cuenta de que las subvenciones dañinas a la pesca eran un problema central que había que abordar?

R: La primera vez que entendí el impacto de las subvenciones dañinas fue durante un proyecto para tratar el problema de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada en Guinea, África. Vi el efecto que tienen las flotas internacionales —impulsadas por subvenciones— que operaban ilegalmente y practicaban la sobrepesca en las aguas marinas locales. Examiné los acuerdos internacionales y me di cuenta del profundo grado de complejidad que reviste el tema. No podemos simplemente quitarle [todas] las subvenciones a un sector que depende de ellas, ya que eso afectaría adversamente a las comunidades costeras y a los pequeños pescadores, muchos de los cuales trabajan para proteger el océano.

P: En términos más generales, ¿cómo es la participación de las mujeres en el sector pesquero?

R: La mayoría de las mujeres trabaja en el procesamiento de pescados; de hecho, la mayor parte de esa tarea la realizan las mujeres. Y es un rol vital el que cumplen. Los países de África subsahariana estarían desnutridos si no fuera por las mujeres que ahúman, salan y secan el pescado. Una dura y difícil tarea que llevan a cabo al aire libre o en lugares que no describiría como plantas de procesamiento, sino más bien sitios, debido al bajo nivel de equipamiento. En todo Gambia, Mauritania, Guinea, Senegal y otros países, cuando llegan las piraguas, las mujeres se meten al agua con canastas para traer la pesca a la costa. Recuerdo que la última vez que fui a Senegal, muchas procesadoras me abrazaron pidiéndome que abriera un caso ante el ministro de Pesca para que les suministrara equipos más modernos, como hornos para ahumar. Los necesitan porque la captura está en declive, y las fábricas de procesamiento son una fuerte competencia. Estas mujeres están perdiendo terreno en ese sector. No pueden sobrevivir a largo plazo. No tienen el mismo acceso a los fondos que las flotas artesanales y no reciben ayuda en sus operaciones diarias. Del mismo modo, tampoco tienen asegurado el suministro constante de pescado. 

P: La OMC (Organización Mundial del Comercio) está considerando imponer reglas nuevas para eliminar las subvenciones dañinas a la pesca. Esto ayudaría a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas. ¿Cree que sucederá?

R: Creo que los negociadores de la OMC deben tener muy en cuenta el impacto que tienen las subvenciones dañinas en las poblaciones de peces. Se tienen que hacer modificaciones específicas [en la política], pero eliminar todas las subvenciones tampoco es útil. Si [los encargados de las negociaciones] son inteligentes, hablarán a favor de la permanencia de algunas subvenciones, de un proceso de transición [para que los pescadores se vayan acostumbrando a la ausencia de subvenciones] y de alternativas disponibles para las comunidades. El sector industrial siempre encontrará otras inversiones, pero aquellos en el nivel más artesanal de la industria no pueden darse el mismo lujo. Una vez que el sector industrial tenga acceso a menos peces, habrá más pesca y oportunidades para los pescadores de pequeña escala y, por lo tanto, ya no necesitarán las subvenciones. Esto también sería beneficioso para las mujeres, que serían más competitivas en el sector. En especial, si algunas subvenciones dirigidas a emprendimientos artesanales van a las mujeres y a otros grupos vulnerables. 

P: ¿Qué otros factores afectan negativamente a las poblaciones de peces?

R: El cambio climático juega un papel importante. Los peces buscan el rango climático que prefieren, sin importar el lugar al que los lleve. Algunos países se verán beneficiados por esos cambios, mientras que otros no. He escuchado a muchos pescadores decir que seguían a los peces desde Senegal a Mauritania. Los peces volverán a muchas áreas luego de la eliminación de las subvenciones. Se necesitan más investigaciones para entender mejor estos efectos.