Cerca del fin del mundo, un ecosistema comienza tímidamente a regresar

Sin embargo, la vida silvestre en la Islas Georgia y Sándwich del Sur enfrenta una nueva amenaza

Cerca del fin del mundo, un ecosistema comienza tímidamente a regresar

La Isla Georgia del Sur es el hogar de millones de pingüinos, incluidos los gentú, y de lobos marinos.

The Pew Charitable Trusts

Las Islas Georgia y Sándwich del Sur, azotadas por el viento, remotas e inhóspitas, albergan una biodiversidad y una historia cultural dignas de ser protegidas. Es por esto que en febrero estuve a bordo del buque de patrullaje pesquero y logística del Gobierno británico, el Pharos SG, surcando infinitos mares azules con rumbo a estas islas, que, en conjunto, son parte del territorio subantártico británico.

El buque de patrullaje pesquero Pharos SG.

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Me embarqué en una expedición de 12 días en representación del Proyecto Legado para los Océanos de Pew Bertarelli para aprender más sobre la historia cultural y natural de las islas y, con esa información, ayudar a tomar decisiones sobre cómo preservar estos extraordinarios islotes. En la expedición, también había representantes de la Royal Society for the Protection of Birds, de la WWF-UK, de la BBC, de British Antarctic Survey, de los Gobiernos australiano y noruego, del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Commonwealth británico, y del Gobierno de Georgia del Sur, incluido su Comisionado.

Las islas, que se encuentran en el Océano Atlántico Sur, al este del Pasaje Drake entre la Antártida y Argentina, son el hogar de una enorme cantidad de pingüinos y de una de las comunidades de aves marinas más abundantes y diversas del mundo. En su apogeo, desde el siglo 19 hasta principios del siglo 20, la zona era un importante centro de caza de focas y ballenas; sin embargo, la caza excesiva mermó la población de ambas y, en consecuencia, se interrumpió el comercio de pieles en 1912 y, en 1965, la caza de ballenas.

En la actualidad, las ballenas están regresando, y pudimos ver un par de jorobadas durante el viaje de 1300 kilómetros (800 millas) desde las Islas Malvinas (Falklands). En el océano abierto, casi no vimos vida silvestre, a excepción de algunos albatros errantes y algunos de ceja negra.

Sin embargo, al tercer día, el océano empezó a estallar de vida y nos regaló un espectáculo de lobos marinos y pingüinos rey, macaroni y gentú. Dejar que la vista se perdiera en las aguas azules se volvió adictivo.

Pingüinos rey alimentándose al norte de la Isla Georgia del Sur.

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Recalada: King Edward Point

Al acercarnos a nuestro primer puerto de escala, el King Edward Point (KEP) en la costa este de Georgia del Sur, quedé impactado por el paisaje escarpado, montañoso y desértico: hacia la costa, no se ven ni árboles ni arbustos, sólo focas y pingüinos. La Estación de Investigación King Edward Point, que pertenece al Gobierno de la Isla y es administrada por el British Antarctic Survey (BAS), tiene el único grupo de edificaciones de la isla, que incluye alojamiento, laboratorios y una cárcel. Los funcionarios gubernamentales, el personal de BAF y los científicos de visita que trabajan aquí administran los sectores de turismo y pesca de Georgia del Sur y apoyan la investigación científica fundamental para la ordenación de ecosistemas.

King Edward Point, la "capital" de las Islas Georgia y Sándwich del Sur, tiene una población en verano de aproximadamente 20 personas.

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Estas islas fueron descubiertas en 1675, cuando un buque mercante se desvió de su curso mientras rodeaba el Cabo de Hornos, en el extremo sur de Chile. El primer desembarco ocurrió un siglo más tarde, cuando un explorador británico, el Capitán James Cook, en su segundo viaje alrededor del mundo, tomó posesión de Georgia del Sur en nombre del Rey Jorge III.

Los albatros de ceja negra, como los que sobrevuelan nuestro buque, son una de las especies que conforman las más de 30 millones de parejas reproductoras que frecuentan Georgia del Sur.

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Poco tiempo después, llegaron los cazadores de focas y, unos 100 años más tarde, los balleneros, algunos de los cuales tuvieron el honor de conocer a Ernest Shackleton, uno de los exploradores más famosos del mundo. Después de su experiencia (que empezó como exploración épica en la Antártida y terminó como una lucha por sobrevivir) a bordo del Endurance, Shackleton cubrió 2100 kilómetros (1300 millas) en un bote de 7 metros (23 pies) con el que finalmente llegaría a las costas de Georgia del Sur en 1916. Una vez llegado, cruzó la isla a pie hasta la Estación Ballenera Stromness, desde donde se envió un buque para rescatar a la tripulación de Shackleton que había quedado varada. Finalmente, los 28 miembros de la tripulación se salvaron. Shackleton murió como un héroe en Georgia del Sur en 1922 y fue sepultado tras una ceremonia en Whalers Church. En la actualidad, la última parte de la ruta de Shackleton se convirtió en un lugar de peregrinación para muchos de los 8000 turistas que visitan estas islas todos los años.

Signos de esperanza para el medioambiente

Incluso sin saberlo, esos visitantes observan un ecosistema que se encuentra en una avanzada fase de recuperación. Se estima que la caza de focas diezmó la población hasta menos de 100 animales, sin embargo, en la actualidad, los lobos marinos de Georgia del Sur son el conjunto de mamíferos marinos más poblado del planeta, que asciende a más de 4 millones. Las ballenas están regresando en cantidades significativas, y algunas especies de aves y plantas se beneficiaron de los programas para erradicar especies foráneas, como renos y ratas.

A pesar de estos indicios prometedores, el ecosistema enfrenta crecientes amenazas debido al cambio climático: Los glaciares se reducen a un ritmo de 1 metro (3,3 pies) por día, y la temperatura y los niveles de acidificación del agua en el Océano Austral están aumentando a la tasa de velocidad más alta del planeta, lo que pone en peligro a muchas especies.

El Gobierno de las Islas Georgia y Sándwich del Sur está implementando medidas de precaución para proteger la extraordinaria biodiversidad de la zona. En mis próximos artículos del blog, analizaré esas medidas, me sumergiré de lleno en la historia de estas islas y me perderé entre la multitud de pingüinos. ¡Manténgase informado!

Johnny Briggs es un oficial del proyecto Legado para los Océanos de Pew Bertarelli en Reino Unido, con sede en Londres.