El atún patudo del Atlántico se encuentra en peligro, pero hay una medida que sugieren constantemente los científicos y que podría ayudar a dar la vuelta a la situación: reducir la captura de patudos juveniles cerca de los dispositivos de concentración de peces (DCP). Hasta ahora, no obstante, esto es un paso que los administradores de las pesquerías se han mostrado reacios a dar.
En este punto, la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA) parece que está lista para ignorar una vez más sus propios consejos científicos, tal y como hicieron con los esfuerzos iniciales por impulsar las poblaciones de atún rojo del Atlántico. En 2009, la comisión actuó en relación al atún rojo del Atlántico; solo después de que una prohibición de comercio propuesta ganara un fuerte apoyo de países de todo el mundo. No conseguir actuar rápidamente ahora podría derivar en un grave descenso del patudo del Atlántico.
La pesca de atunes tropicales, específicamente el patudo, el barrilete y el rabil, en el Océano Atlántico es un gran negocio, que genera al menos 850 millones de dólares cada año para los pescadores de la región. El valor total alcanza cerca de 3400 millones de dólares en productos derivados del atún vendidos en los supermercados y restaurantes en todo el mundo. Desgraciadamente, este elevado valor significa que se han capturado muchos patudos del Atlántico los últimos años, muchos de los cuales eran juveniles.
Prácticamente todos estos jóvenes patudos se capturan entre las grandes redes utilizadas por los buques con redes de cerco, junto con el uso de DCP para aumentar la captura del atún barrilete. La captura de patudos de esta forma, antes de que hayan podido reproducirse, no es sostenible. Esto tiene implicaciones de gran alcance para las comunidades costeras y las pesquerías de menor escala. Para empeorar las cosas, los últimos intentos de la CICAA para gestionar la pesca con DCP han resultado no cumplir las expectativas, y la población de patudos sigue sufriendo las consecuencias.
En 2015, el organismo científico de la CICAA determinó que los números de patudos del Atlántico eran demasiado bajos. Se atribuyó esta circunstancia a la presión pesquera general y a los altos niveles de captura de juveniles. El Comité Permanente de Investigación y Estadísticas solicitó una reducción de la actividad pesquera y un esfuerzo conjunto por disminuir el número de capturas de juveniles.
Sin embargo, los administradores de la CICAA tomaron una serie de arriesgadas decisiones de gestión el último año en respuesta a esta nefasta evaluación, que podría llevar a la población de patudos a un estado aún peor:
Quizás aún más preocupante es que el idioma de la medida podría generar exenciones del límite para las flotas de pesca industriales, probablemente dando como resultado una captura muy superior al límite adoptado. Si la reciente tendencia continua, significará que habría solo un 35 por ciento de probabilidades de terminar con la sobrepesca y recuperar la población. Esto no basta para la CICAA. Además, la medida no cumple con los requisitos de la Política Pesquera Común de la Unión Europea[RH1] , un decepcionante movimiento para un miembro de la CICAA con una de las mayores participaciones en las pesquerías de patudos del Atlántico.
Los miembros de la CICAA pueden mejorar esta situación cuando se reúnan del 14 al 21 de noviembre en Portugal tomando medidas para garantizar que el patudo no se convierte en el próximo atún rojo del Atlántico. En relación a esa especie, las arriesgadas decisiones de gestión tomadas en contra de los mejores consejos científicos disponibles llevaron al agotamiento de una población administrada por la CICAA.
Para encauzar al patudo hacia su recuperación, y preservar cientos de millones de dólares generados por las pesquerías de patudos, los administradores tienen que abordar la captura de los peces juveniles. Deben extender y ampliar el mandato del grupo de trabajo sobre los DCP con instrucciones específicas para desarrollar opciones de gestión DCP apropiadas que reduzcan la mortalidad de los peces juveniles.
Hasta que la CICAA pueda ofrecer evidencia científica y clara de que esta captura se ha reducido hasta el punto en el que pueda lograrse rápidamente la recuperación, deberán tomarse otras medidas de gestión directas. La mejor acción disponible para reducir rápidamente la mortalidad del patudo es recortar la captura anual hasta un nivel que ofrezca una verdadera oportunidad de recuperación (p. ej., un 70 por ciento de probabilidades para 2024). Exceptuando estas medidas, 2016 no será muy diferente a 2015, y el atún patudo y las pesquerías de patudos seguirán en riesgo de un peligroso agotamiento.
Amanda Nickson dirige la conservación global del atún para The Pew Charitable Trusts