Los cotorros o loros, tal como este colorido loro reina en Bonaire, son críticos para la salud de los arrecifes ya que se alimentan de las algas marinas que de otra manera matan a los corales.
Los cotorros o loros, tal como este colorido loro reina en Bonaire, son críticos para la salud de los arrecifes ya que se alimentan de las algas marinas que de otra manera matan a los corales.
Un simple cambio en el manejo pesquero del Caribe pudiera ayudar a sustentar a los arrecifes de coral y a los pescadores ante el cambio climático, según un nuevo estudio publicado por Peter Mumby, becado marino de Pew y ecólogo en la Universidad de Queensland de Australia, y cuatro colegas.
Los peces cotorros o loros son una especie clave de muchos arrecifes de coral ya que se alimentan de las algas, que de otra manera matan a los corales. Sin embargo, los cotorros también son capturados por pescadores comerciales con nasas y con arpón en el Mar Caribe. Aunque algunos países han prohibido la captura de estos peces, la mayoría no tiene restricción alguna.
“Desde la perspectiva del arrecife la mejor estrategia es que no se capturen los loros, pero para los pescadores no”, asevera Mumby. Queríamos ofrecerle a los administradores la opción de permitir captura de la especie, pero también ayudar a los corales a enfrentarse al cambio climático”.
Para lograrlo los investigadores usaron un modelo, basado en datos empíricos, donde demostraron que se puede predecir con precisión las altas y bajas de las poblaciones de las especies de loros del Caribe. Luego utilizaron otro modelo que simula las interacciones de los loros con los corales y las algas, y los efectos del cambio climático en los arrecifes.
El loro de semáforo (como estos dos en Belice) es importante para la pesca comercial y ayuda a reducir el crecimiento de las algas que puede convertir a los arrecifes en unos ambientes menos atractivos visualmente.
Los autores encontraron que una estrategia de política pública enfocada en dos elementos medulares podría ofrecer mayor rendimiento para la pesquería y mejor resiliencia a los corales ante el cambio climático. Primero, se propone prohibir la captura de loros menores de un pie o doce pulgadas (30 centímetros) de largo. El estudio demostró que esto aumentaría la abundancia de los loros y la productividad de la pesquería, lo cual representa una ganancia para todos a corto plazo.
Los loros en el Mar Caribe, tales como esto loros de banda roja en Honduras, se capturan por pescadores comerciales con nasas y arpón. Aunque algunos países han prohibido la captura de estos peces, la mayoría no tiene restricción alguna.
Segundo, el modelo de simulación reveló que para prevenir daños a los arrecifes a largo-plazo la tasa de capturas debe mantenerse a 10% o menos, del abasto que se pesca (peces mayores o iguales a un pie de largo). Sin esta restricción, la pesca pudiera remover a tantos loros que las algas sobre-crecerían el arrecife, haciéndolo menos productivo para las especies de mayor valor comercial, tales como las langostas, los pargos y los meros. Tal crecimiento también hace que el arrecife sea menos atractivo visualmente, lo que impide el desarrollo del turismo de buceo y snorkeling.
“Estas medidas por si solas no restaurarán los arrecifes diversos que muchos de nosotros recordamos de los años 70 y 80, pero pueden darle a los corales una oportunidad a recuperarse de las tormentas, las ondas de calor y talvez darle tiempo a que se adapten al calentamiento que amenaza su existencia”, dijo Mumby.
El estudio, que aparece en la edición de 19 de abril de la revista arbitrada Proceedings of the National Academy of Sciences, está disponible aquí. Esta requiere una suscripción hasta octubre del 2016.
Polita Glynn dirige el Programa de Becarios Marinos para la Conservación de Pew.