La costa oeste de los E.U. alardea de que tiene algunos de los mejores territorios de pesca del mundo para especies tales como el bacalao largo, que se muestra aquí en aguas de California. El colapso de la pesquería de peces de fondo tuvo varias causas, pero una de las más importantes fue no tomar en cuenta la biología de las especies.
La costa oeste de los E.U. alardea de que tiene algunos de los mejores territorios de pesca del mundo para especies tales como el bacalao largo, que se muestra aquí en aguas de California. El colapso de la pesquería de peces de fondo tuvo varias causas, pero una de las más importantes fue no tomar en cuenta la biología de las especies.
Un desastre federal golpeo a la costa del oeste de los E.U. en el año 2000, afectando seriamente las economías locales. Esta emergencia no fue repentina como un terremoto, deslave o tsunami, pero si culminó en una caída que venía cocinándose en una pesquería la cual era clave en la economía y la ecología de la región. El colapso de la pesquería de peces de fondo subraya la necesidad de usar un enfoque basado en el ecosistema para manejar nuestras pesquerías.
La pesca de los peces de fondo del oeste de los E.U. tal como el bacalao largo, aumentó rápidamente a finales de los años ‘70 y comienzos de 1980. Los desembarcos llegaron a una cima en 1982 mientras la flota pesquera continuaba creciendo y el esfuerzo pesquero se mantuvo alto en los ‘80 y ‘90. Mientras la pesca de peces de fondo aumentó en importancia para muchas comunidades costeras este auge puso a las especies -y a las personas que dependen de ellas- en riesgo. Para el año 2000, poblaciones claves de peces de fondo habían disminuido a tal punto que los oficiales federales declararon la pesquería completa como un desastre.
Varios factores contribuyeron al colapso, notablemente una falta de comprensión de la biología básica de muchas especies de peces de fondo. Varias de estas especies viven vidas extremadamente largas -hasta varias décadas y algunas más de 100 años- por tanto son mucho más vulnerables a la sobrepesca de lo que anteriormente se suponía que eran. Los administradores pesqueros también sobre estimaron el éxito reproductivo de varios abastos. Los límites de pesca que parecían razonables en ese momento fueron demasiado agresivos para las especies que se demoran una década o más en madurar y reproducirse. El problema se exacerbó para varias especies cuando las condiciones oceánicas afectaron la reproducción de los peces. Muchas veces la temperatura del agua, la disponibilidad de alimentos y demás factores no se alinean, lo que causa que muy pocas larvas lleguen a crecer y convertirse en peces juveniles.
Los Pescadores y administradores de pesquerías colaboran para recuperarse del desastre
Luego de que se declarara el desastre federal en el año 2000, los pescadores y administradores tomaron medidas enérgicas cerrando grandes extensiones de áreas de pesca para reducir la presión y proteger el hábitat. Gracias a estas acciones especies de pez piedra que habían mermado severamente, como el pez piedra canario y el de manchas oscuras, están en camino hacia la recuperación o ya se han recuperado. El bacalao largo se recuperó completamente para el 2005, cuatro años antes de lo programado.
Hoy sabemos mucho más acerca de la biología de estas y otras especies que lo que conocíamos hace una generación. El Congreso de los E.U. tiene una oportunidad idónea para asegurar que los administradores de pesquerías a través del país apliquen el conocimiento de forma cautelosa cuando se reautorice la ley primordial de pesca en las aguas oceánicas de los E.U., la ley Magnuson-Stevens. Varias especies de peces ya están desplazando sus extensiones significativamente por el calentamiento de las aguas oceánicas. Ahora más que nunca es importante que los administradores de pesquerías recopilen y analicen la mejor información científica y establezcan medidas necesarias antes de permitir la pesca de nuevas especies o en nuevos territorios. Ellos deben ser sumamente conscientes y proteger el estado de las poblaciones que son pescadas, tomando en cuenta su rol en la red alimentaria, su capacidad reproductiva y otros factores tales cómo información biológica, ecológica, social y económica.
En el caso de la pesca de peces de fondo de la costa oeste de Estados Unidos, los pescadores locales y administradores merecen reconocimiento por sus esfuerzos para recuperar el bacalao largo y otras especies de peces de fondo. Muchas de estas especies ahora prosperan entre los arrecifes de rocas, cañones y corales de la plataforma continental de Norteamérica.
Esta es una historia exitosa que tuvo un precio muy alto para los pescadores y pudo haber sido evitada. La respuesta agresiva al colapso sirve como ejemplo de cómo pescadores, administradores y científicos trabajando juntos pueden cambiar el curso y hasta recuperar una pesquería. Pero este episodio también sirve como moraleja de la importancia de construir una base científica y aplicar la ciencia desde el comienzo. Además, demuestra cómo esta medida de precaución puede extenderse un largo camino para mantener a los peces ya a las comunidades costeras que dependen de la pesca para las generaciones venideras.
La ley Magnuson-Stevens se acerca a su aniversario número 40 y podría beneficiarse de una actualización. Ya es tiempo de un nuevo enfoque en el manejo de pesquerías. Conozca más en www.pewtrusts.org/healthyoceans.